la última

Las tres islas

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Los dioses del Partenón Griego están que trinan. Con Zeus a la cabeza, no dan crédito a lo que está ocurriendo. Han convocado a su cúpula, Hera, Poseidón, Ares, Hermes, Afrodita, Hefestos, Atenea, Apolo y Artemisa. Han entendido la desesperación de Hércules (Heracles). Después de haber superado su ataque de locura en el que mató a su mujer, sus hijos y sus sobrinos, unos desaprensivos le han despojado de su lugar de nacimiento, de sus señas de identidad, enterradas entre el Caño de Sancti Petri y La Caleta. Para un dios donde nace, su cuna, es más importante, si cabe, que para los mortales. Le dijeron que si hacía los doce trabajos encargados por la ‘troika’ podría recuperar la razón, sus raíces y hasta su asentamiento natal. Su fuerza y valor le han llevado a doblegar al fiero león, alcanzar la liebre, capturar a la hidra, al jabalí, ha limpiado los establos, matado pájaros, capturados al valiente toro, robado yeguas, vencido a las temible amazona, hurtado manzanas de oro del huerto divino, incluso ha conseguido vencer al can Cerbero, pero nada ha surtido el efecto deseado.

Ese lugar, donde nació el más fuerte de los dioses, está entre tres islas, cercanas pero independientes, al lado pero distantes, Erytheia (Gadir con sus templos de Astarté y Baal Hamón), Kotinoussa (Isla de San Pedro) y Antipolis (Isla de León). La historia de Cádiz, Gadir, Gades, es la propia de una ciudad marcada por su estratégica situación militar y comercial, a caballo entre el Atlántico y el Mediterráneo. De aquí partió Aníbal para la conquista de Roma. El mismísimo Julio César le concedió el título de ‘civitas federata’ del Senado Romano.

Allí mismo estuvo la civilización de la Atlántida, ciudad perdida, descrita en los Diálogos de Timeo y Critias escritos por Platón, ubicada según investigaciones acreditadas, al norte de Cádiz, y que desapareció después de un demoledor tsunami.

Un organismo con algo más de treinta años de existencia, a través de una de sus Consejerías, ha tirado por tierra tres mil años de historia, de cultura, de antigüedad, de simbiosis, de mezclas de civilizaciones, de mestizaje cultural, de razón de ser y de existencia, de formas de entender la vida. A estos entendidos no les ha valido que esté documentado que la ciudad se constituyera 80 años después de la batalla de Troya. Al parecer, el bagaje cultural de sus responsables no va más allá de los meros intereses comerciales y de promoción turística de sol y playa. No les importa dejar de lado a la ciudad más antigua de occidente, Cádiz. Nada de la antigüedad está documentado que no exista en la Ilíada y la Odisea de Homero.

¡Que alguien nos libre de la ira de los dioses del Olimpo!