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Los amantes del queso desbordan Villaluenga en una gran jornada

Grandes colas de coches para acceder a la localidad que registra un gran ambiente y buenas ventas para las 30 queserías de la Feria

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El sol también quiso apuntarse a una celebración que en sólo un lustro está más que consolidada. Largas colas de coches, muchas motos y una carpa abarrotada de gente desde principio a fin. Estos fueron los ingredientes que ayer se unieron en Villaluenga del Rosario para demostrar que la localidad más pequeña de la provincia es la capital del queso artesano de Andalucía, algo que los payoyos llevan adelante sin complejos. Si hoy se repite el mismo éxito de ayer «superaremos los 18.000 visitantes de otros años, con toda seguridad», destacó el alcalde del municipio, Alfonso Moscoso (PSOE), durante las primeras horas de la V Feria del Queso Artesanal de Andalucía.

Se daban todos los ingredientes para el disfrute de los visitantes, salvo que por las lluvias de días pasados no se pudieron habilitar más aparcamientos y muchos pasaron varias horas en el coche sin poder ni siquiera bajarse. Por lo demás, las catas y los talleres de elaboración de quesos y yogures contaron con una participación excepcional y servicios como los de la ludoteca contaron con una gran acogida. Además, en el apartado comercial los queseros de la zona reconocían que se estaba vendiendo bastante, algo habitual en una cita que ya se ha convertido en habitual, a pesar de que solo tenga cuatro años de antigüedad. Las 30 queserías que participan en la misma crearon una gran expectación, aunque la más concurrida fue la de Quesos Payoyo, seguida de otras queserías de la provincia como Pajarete, El Bosqueño o el Gazul entre otras.

Por la tarde se celebró una corrida de toros que congregó a más de medio millar de aficionados en la coqueta plaza bicentenaria de Villaluenga. Además, el buen ambiente del recinto de la Albarrada se trasladó a las calles de la localidad y los bares y restaurantes se llenaron de visitantes. No obstante, la afluencia de público fue tan masiva que muchos de estos amantes de los quesos se trasladaron a otras localidades de la Sierra, como El Bosque o Grazalema, para completar su visita a la comarca y dar cuenta de su rica gastronomía.