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«El inspector me dio 1.500 euros para que comprara un kilo de hachís»

El confidente que destapó el 'caso Udyco' acusa al exjefe de Policía de entregarle droga para tender trampas a otros narcos

MIGUEL DOMINGO GARCÍA
CÁDIZ.Actualizado:

En el sumario no aparece su nombre. Se refieren a él como Testigo Protegido 1 o TP1 y como tal pudo declarar ayer detrás de un biombo. Sin embargo, en la práctica, su anonimato es una pantomima. Todos en la sala de vistas de la Audiencia, donde se juzga al exjefe de Udyco II de Cádiz (V. R. R.) y a otro inspector que perteneció al grupo antidrogas (A. T. R.), sabían de sobra quién era TP1, cómo se llamaba y cuál era su aspecto. Fingir lo contrario era tan absurdo que, al final, todos dejaron de hablar de él con siglas y lo nombraban por su nombre y apellido.

Su testimonio es, sin duda, uno de los más importante de la causa, ya que fue quien denunció al exjefe de la Udyco II ante asuntos internos y el Sindicato Unificado de Policía. De ahí que su interrogatorio durara ayer tres horas y media. Él era uno de los topos de V. R. R. en los bajos fondos de Cádiz, e hizo de gancho en algunas operaciones de la Udyco: según el fiscal y las acusaciones, V. R. R. le entregó droga a su confidente en una ocasión, y le dio dinero para que la comprara en otra, para que después se la vendiera a los narcos y tenderles así una trampa.

Según TP1, el exjefe de la Udyco le entregó «1.500 euros para comprar un kilo de hachís en Barbate», que después se vendió a un tipo apodado 'El Búho'. La transacción se hizo en la casa del confidente, mientras un dispositivo de Policía aguardaba en la calle. Con el mismo supuesto gancho se arrestó a 'La Churrera', considerada por la Udyco una narco a media escala, sin embargo la cantidad de hachís con la que fue sorprendida era mucho menor: unos 50 gramos. En aquella ocasión, V. R. le «dio la droga en un sobre amarillo», contó ayer el confidente. V. R. R. admitió un día antes que TP1 les había ayudado, pero fingiendo ser un comprador, no un vendedor.

Otro de los episodios de los que se acusa a los policías tuvo lugar en un bar de la Viña, durante una redada. El Testigo Protegido contó ayer que colocó -«porque me lo dijo V.»-, una pieza de hachís en el baño del local para asegurar el arresto de 'El Gordo', uno de sus clientes habituales.

El fiscal está convencido de que V. R. R. no sacaba provecho económico de todo esto, pero según TP1 lo hacía para ganar prestigio ante sus superiores: «Me decía que tenía que cumplir con un número de detenidos a la semana, fueran inocentes o culpables» para tener «contento al jefe y al comisario», explicó.

Sin duda, la presunta entrega de hachís al confidente es uno de los aspectos más escandalosos del caso. Sin embargo, el fiscal no acusa a V. R. R por forzar a TP1 a que cometiera delitos, pues considera que el informante era un delincuente habitual y no hacía falta obligarle. Le acusa, en cambio, de consentir sus trapicheos y falsificar supuestamente los atestados a cambio de su ayuda. También le imputa una detención ilegal, por retener supuestamente al confidente, aunque esto último no ha quedado del todo claro en el juicio.

TP1 también confirmó ayer la supuesta 'vista gorda' que se mantenía con él: «V. me decía que si me cogían, que no firmara nada, que le llamara antes. Que los suyos no me iban a tocar», explicó. Frases como estas quedaron recogidas en las grabaciones rudimentarias que TP1 hizo durante sus largos encuentros con el inspector en la comisaría. Usó una grabadora de 'casettes' que a veces se pegaba al cuerpo y cintas con canciones de Camarón y Sabina, «por si me pillaban». Era una garantía con la que cubrirse las espaldas, porque no le gustaba la manera de actuar de V. R. R: «Una vez me dijo: ¿a quién van a creer, a ti o a mí? Así que decidí grabarlo», contó TP1 con una voz quebrada y temblorosa, propia de una persona deteriorada por la droga.