Abatido. Capi, después de desperdiciar una ocasión clara para matar el partido de anoche disputado entre el Xerez y el Sabadell. :: JAVIER FERGO
CRÓNICA

Los fantasmas continúan en Chapín

El Xerez vuelve a dejar escapar una ventaja de dos goles y no pasa del empate a pesar de hacer otro buen partido; Esta vez la grada de Chapín supo premiar el esfuerzo de los azulinos y despidió al equipo con una importante ovación

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Los fantasmas continúan en Chapín. En realidad hay que preguntarse si alguna vez se fueron, si el Xerez tendrá fuerza de voluntad para olvidarse del síndrome Chapín y será capaz de conciliar el buen juego con los resultados, pues ayer firmaron otra vez un buen encuentro, pero terminaron el partido frustrados con un empate que no hace justicia al importante número de ocasiones que crea el equipo de Juan Merino. Pero es que hay algo que ya es muy evidente en este Xerez. No sabe jugar con el marcador a su favor. Ayer hicieron el amago de tirar de oficio, pero no le sale, les cuesta y volvieron a dejar escapar una amplia ventaja. Es cierto que cuando el Sabadell encontró el camino para el empate, volvió a aparecer el mejor fútbol del Xerez, pero fue entonces cuando surgió la figura del portero del cuadro catalán para impedir que el marcador se movieran de nuevo.

Los azulinos empezaron bien el encuentro. Y mucha culpa de ello la tuvo Capi. El sevillano es de los hombres que más cómodos se encuentra en Chapín y lo demuestra cada vez que los xerecistas juegan como local. En los primeros cinco minutos le dio tiempo a echarse al equipo a la espalda y mandar desde el centro del campo. Suya fue la jugada del primer gol del Deportivo, pues recortó en la frontal del área, hizo un caño y asistió perfectamente a Tato, que también cruzó con suavidad para abrir el marcador. El Xerez se estaba encontrando cómodo, se había apoderado del balón, marcaba y continuaba mandando en el partido.

Los hombres de Merino se apoderaron del centro del campo a pesar de que Rueda no hizo una primera parte espectacular. El de Andújar fue la única variante del equipo. Se había recuperado de la lesión y Merino no dudó en introducirlo desde la partida. Sí, se asoció bien con Capi, aportó movilidad y pase, pero no fue el Rueda espectacular de otros encuentros a pesar de que el Sabadell no apretaba demasiado en el centro del campo durante el primer tramo del duelo.

Capi y Pablo Redondo trataron de plasmar en el marcador la superioridad azulina, pero fue Robusté el que logró el segundo en un lance a balón parado. La jugada venía del laboratorio y salió a la perfección. Los rematadores azulinos realizaron un aclarado en el punto de penalti al buscar en masa el primer palo. Pero no todos. Miquel apareció desde atrás buscando el palo largo y remató libre de marca para hacer subir el segundo del Deportivo al marcador.

La distancia en el luminoso era amplia, pero las últimas experiencias demostraba que no tenía porqué ser suficiente. De hecho, los hombres de Carreras empezaron a aparecer a la media hora de partido. Lanza dio un primer aviso con un libre directo que Doblas tuvo que sacar de la escuadra. Pocos minutos después lo volvió a intentar desde larga distancia. Por desgracia para los intereses azulinos, su lanzamiento pegó en Robusté para dibujar una parábola imposible para un Toni Doblas que tuvo que recoger el esférico del fondo de su portería. Con muy poco, el Sabadell recortaba distancias, se volvía a meter en el partido e inyectaba el miedo en el cuerpo de los xerecistas.

Además, los hombres de Merino no ayudaban a eliminar fantasmas pues antes del descanso tuvieron varias ocasiones -a cual más clara- pero ni Tato ni Lombán ni Pablo Redondo ni Israel lograron materializarlas a pesar de tener el tercero en sus botas.

En la segunda parte Capi bajó de manera importante el ritmo de sus pistones y el equipo lo notó bastante. El Xerez perdió el balón y ganó miedo porque el dominio del partido se dividió. Con la imponente presencia de Capi venida a menos, el Sabadell comenzó a ganar metros y a rondar la portería de Doblas. Los hombres de Lluis Carreras sabían de los problemas de los xerecistas en los minutos finales de partido y nunca bajaron los brazos, fueron dando giros de tuerca a medida que pasaban los minutos y mantenían la fe a pesar de que no gozaban de grandes ocasiones. Las mejores oportunidades continuaban llegando en la portería que defendía el cuadro catalán, pero ni Israel -que remató alto- ni Tato -que se topó con el larguero- tuvieron la fortuna que sí le llegó a un Sabadell que se encontró con un penalti a favor con el que puso las tablas en el marcador.

El gol de Juvenal materializó la tragedia e hizo que los fantasmas volvieran al estadio jerezano. Otra vez el síndrome Chapín, otra vez se dejaba escapar una amplia ventaja. Pero a diferencia del encuentro contra el Celta, esta vez los azulinos sí tenían tiempo para reaccionar. De hecho, lo hicieron, crearon infinidad de ocasiones clarísimas, goles cantados, pero la falta de puntería o la espectacular actuación de David de Navas impidió que la grada de Chapín celebrara la victoria. Se tuvieron que conformar con ovacionar a los azulinos al termino del encuentro y felicitar a Vicente Moreno por su cumpleaños -en un acto que los miembros del Kolectivo improvisaron en el Fondo Sur-.