'De puro muertito'

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Llega un momento en el que la edad iguala, siento mucho la comparación porque estimo a Chicho pero Felipe González se parece cada vez más a Ibáñez Serrador. Ambos hablan desde el sillón, desde la socarronería, manejando el lenguaje y acentuando para que la frase acabe en algo cómico. De Chicho sabíamos sus parlamentos mirando a cámara, sosteniendo la pipa, una oratoria que aprendió de Ibáñez Menta, su padre. Lo que no habíamos descubierto es la conexión entre ambos, solo así se entiende que Felipe González le tire a dar a Rubalcaba diciendo que el partido juega con los brazos caídos como el que no espera ni un milagro.

Desde hace tiempo Felipe, reconvertido en jarrón chino por propia voluntad, mira al partido con el desdén que se le tiene a las cosas que ya no nos pertenecen. A Felipe nunca le gustó Zapatero, tampoco Aznar, y es posible que ahora tampoco le gustara el Felipe del 82 porque ya no tiene nada que ver con la pana, ni con Alfonso Guerra, (que es de aquellos que más permanecen fieles a sí mismo, quizá el único). Felipe en lugar de hacer valer su palabra en los órganos de dirección del partido lo que hace es sacarse una foto cenando con Carme Chacón y luego se marca unas palabras lanzadas con arco y mojadas en curare. Y, como buen cínico, aguarda a las últimas horas de Zapatero para decirle todo aquello que durante ocho años pensó pero nunca encontró la oportunidad de decírselo. También lo de ‘ganar de puro muertito’, (lo decía por Rajoy pero se puede aplicar a la manera de gobernar de Zapatero). Unos no levantan los brazos y otros se dejan llevar a la orilla.

De ‘puro muertito’ llevamos un tiempo viendo como el Gobierno se tropieza con leyes y con necesidades. De ‘puro muertito’ se ha rescatado el impuesto sobre el patrimonio, y así hasta completar una serie de rectificaciones que suman más que los extras que bailan en el vídeo de ‘Thriller’, (muertitos también). Hay ministros y cargos socialistas que solo se han reactivado ante la inminencia de situarse en unas listas teniendo en cuenta que no estar en la cabecera augura perder la cabeza en una debacle electoral que puede ser histórica. Aunque lo curioso es que hacen más ruido los que no quieren repetir que quienes se exponen al martirio del 20-N. Los que quieren salir, la procesión del desconcierto, forman una cola que da la vuelta a Ferraz.

Llevamos un tiempo gobernados ‘de puro muertito’ y los que aún tienen pulso han decidido bajar los brazos y que sea lo que Dios, y las urnas, quieran. Si Felipe-Chicho dice eso es porque cree en la reencarnación y espera estar a la derecha del Padre, o incluso ser él el Padre. De vanidad el gran González siempre estuvo superior tirando a sublime.