La ministra de Economía española, Elena Salgado, habla con el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, durante la reunión extraordinaria del Eurogrupo celebrada el martes. / Efe
al borde de la bancarrota

El segundo rescate de Grecia no se aprobará antes de julio

Los países de la UE pretendían darle el visto bueno el lunes, pero la falta de acuerdo sobre el papel de los bancos privados lo pospondrá

BRUSELAS Actualizado: Guardar
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Las diferencias en el seno de la zona euro sobre la mejor manera para abordar la complicada situación de la economía griega han llevado a la Comisión Europea a retrasar la fecha prevista para alcanzar un acuerdo hasta el 11 de julio. La eurozona se había comprometido a adoptar un acuerdo el 20 de junio, pero la división existente ha llevado a la Comisión Europea a cambiar de estrategia y adoptar un calendario en dos fases: resolver primero las necesidades más inmediatas de financiación y dejar para el 11 de julio la adopción del plan global de ayuda.

De esta manera, la reunión de ministros de Finanzas europeos del domingo y lunes próximos en Luxemburgo estará consagrada a alcanzar un acuerdo sobre el desembolso del quinto tramo de ayuda a Grecia, que alcanza los 12.000 millones de euros, aunque otras fuentes elevan esta cantidad hasta los 18.000 millones. El objetivo es que las divisiones en el seno de la zona euro no obstaculicen la entrega de esta ayuda a comienzos de julio, de manera que el Gobierno heleno pueda hacer frente a sus compromisos de pago más urgentes de julio y agosto, sin caer en la bancarrota. Asimismo, la resolución de las necesidades de financiación más acuciantes comprará algo de tiempo para que los líderes continúen discutiendo el punto que crea mayores desencuentros: la contribución del sector privado al segundo rescate de Grecia.

En este sentido, el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn ha hecho "un llamamiento a todos los líderes de la UE, y más particularmente a los ministros de Finanzas de la zona del euro, para que el próximo domingo superen las diferencias existentes y lleguen a un acuerdo responsable en esta coyuntura crítica". Horas antes, el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, efectuaba unas declaraciones en esa línea, al pedir "responsabilidad" y "sentido del compromiso" en el debate sobre Grecia, por considerar que no se puede debilitar el euro, una fuente de estabilidad que es necesario preservar.

La pelota, en el tejado del FMI

Lo que aún no está claro es si el Fondo Monetario Internacional (FMI) aceptará desbloquear la parte que le corresponde del siguiente desembolso (unos 3.300 millones de euros), pues hasta ahora había exigido a los europeos un compromiso para asegurar la financiación a Grecia durante un año (hasta junio de 2012) como condición para hacerlo.

Hasta la dimisión de Dominique Strauss-Kahn como director gerente del Fondo, en mayo pasado, esta entidad aceptaba un compromiso político de los países del euro para desbloquear la ayuda, pero la cosa se complicó tras la caída del francés al frente de la institución, que comenzó a exigir más garantías. En este sentido, el comunicado enviado hoy por el comisario Rehn permite vislumbrar que la Comisión confía en convencer a la institución con sede en Washington de que desembolse la ayuda "para evitar cualquier situación difícil".

Por su parte, el FMI ha dicho hoy que condiciona su continuidad en el programa de asistencia griego a que el país adopte las medidas acordadas con la llamada "troika" formada por el Fondo, el Banco Central Europeo y la CE. Tanto el FMI como la Unión Europea desean que Grecia reduzca el alto nivel de crispación política y que al menos los dos principales partidos alcancen un acuerdo de unidad nacional sobre las principales líneas del segundo rescate, que llegará previsiblemente hasta 2014, superando el límite temporal de la legislatura.

La contribución privada

En la Eurozona, el punto de mayor desencuentro es la contribución privada en el segundo rescate, entre una Alemania partidaria de que los inversores paguen parte de la factura y el BCE, que teme las consecuencias que este extremo podría provocar en toda la zona euro, tanto en el sistema bancario como en los países de la periferia de la región. Alemania -apoyada por Holanda y Finlandia- defiende que le sería muy difícil aprobar ayudas adicionales para Grecia en su Parlamento si el rescate no integra al sector privado; mientras que el BCE ha amenazado con dejar de aceptar bonos griegos como garantía en sus operaciones de refinanciación en caso de que se produzca un impago.

Las agencias de calificación de riesgos ya han avisado de que vigilarán con lupa cualquier solución que implique una reestructuración encubierta de la deuda griega, lo que podría hundir aún más la calificación de Grecia, con efectos sobre el resto de las economías afectadas por la crisis de la deuda y los bancos expuestos a la deuda de país. Precisamente, este extremo es el que trata de esquivar la Comisión Europea, que busca una fórmula de participación voluntaria de los acreedores que sea aceptable tanto por los mercados como por el BCE.

Además de las reuniones de ministros de Finanzas de las próximas semanas, será clave el encuentro de mañana entre Sarkozy y la canciller alemana, Angela Merkel; así como la probable visita a Bruselas del primer ministro griego, Yorgos Papandréu, el lunes.