Los actores Robert de Niro y Matt Damon hicieron campaña con Obama en las elecciones presidenciales.:: ASSOCIATED PRESS/GETTY IMAGES
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Hollywood rompe con Obama

La luna de miel se ha terminado. Matt Damon, Robert Redford o Barbra Streisand critican el viraje conservador del presidente

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Nunca antes la élite de Hollywood se había decantado de manera tan apabullante por un candidato a la presidencia de Estados Unidos. Mientras el republicano John McCain se las veía y se las deseaba para presumir de un par de apoyos de renombre –Silvester Stallone y Schwarzenegger fueron de los pocos que dieron un paso al frente en favor de la causa republicana–, Barack Obama volaba a la Casa Blanca sobre la alfombra roja que le extendían gentes como Steven Spielberg, Tom Hanks, Robert de Niro, George Clooney, Scarlett Johansson o Sharon Stone, entre decenas de conocidas figuras. Era noviembre de 2008 y el verbo fácil y las promesas de una nueva forma de hacer política en Washington habían contagiado de tal manera a las prominentes estrellas que hubo algunos, como el actor Matt Damon, que en lugar de limitarse a mostrar su respaldo en un mensaje de video, como hizo la mayoría, se enfundó el mono de militante demócrata y se puso a hacer campaña casa por casa en el disputado estado de Florida. Pero el idilio se ha acabado.

El progresivo abandono de Obama de sus propuestas electorales más radicales y su desplazamiento hacia posiciones de centro ha terminado por aguar la luna de miel que disfrutaba con Hollywood. El viraje de los demócratas es especialmente doloroso en materia económica, opina Damon, un joven educado en Harvard e interesado por la política, cuya voz se suele escuchar con atención. «Creo que Obama se ha entregado por completo a Wall Street, y ahí están los grandes responsables del desastre financiero que hay detrás de esta crisis. Los bancos siguen siendo un peligro para el sistema: cada vez son más grandes y están ganando más dinero que nunca. Mientras, el paro sigue terriblemente alto».

Con dardos envenenados como este se despachó el actor en una reciente entrevista en la CNN en la que dio por terminado su estrecho compromiso con el líder demócrata. «Ya no le apoyo porque creo que ha malinterpretado lo que se esperaba de él. Como me dijo un amigo, ya no guardamos ninguna esperanza de que vaya a actuar con la audacia que prometió». Al protagonista de algunos de los taquillazos de la última década y uno de los actores mejor pagados de Hollywood no solo le enerva la prórroga de los recortes de impuestos decretados en su día por Bush que permitirá a los ricos como él acumular más millones en el banco. También está decepcionado con la escasa habilidad del Gobierno para lidiar con la pobreza y su fracaso en la reforma educativa. «En lugar de mantener en puestos altos de responsabilidad a las personas que conocen cómo educar a los niños, la nueva tendencia es nombrar a ejecutivos que están dirigiendo las escuelas como si fueran fábricas. Esto no va a funcionar», soltó sin cortarse la lengua.

Pese a que muchos de estos argumentos no son nuevos y vienen sonando con insistencia en diversos medios por boca de periodistas e intelectuales, el hecho de que sean aireados ahora por famosos que hasta hace poco se llenaban la boca a favor de los demócratas añade una nueva dimensión al asunto. De entrada, porque todo lo que diga una estrella del celuloide suele tener un impacto mayor en la opinión pública que cualquier sesudo análisis de un prestigioso columnista. La otra particularidad del discurso de Matt Damon es que no se ha limitado a emitir una escueta declaración de desafecto a Obama sino que ha descendido al intenso debate surgido entre los sectores más liberales del país en torno a la validez del actual proyecto demócrata. «Han tenido una oportunidad de oro para hacer cosas realmente importantes y la han despilfarrado», remató el actor. «Ahora solo están preocupados de alcanzar acuerdos que hagan factible la reelección en 2012».

Un trabajo que ha sabido reflejar como pocos la falta de cintura de la Casa Blanca para sacar adelante una genuina reforma financiera es el documental ‘Inside Job’, premiado por la Academia en la reciente edición de los Oscar y que este fin de semana se ha estrenado en España. Narrada por Damon, la historia muestra con una claridad inusual el enorme ascendente de Wall Street en Washington y cómo todos los gobiernos desde Ronald Reagan han estado dominados por un estrecho círculo de poderosos hombres de negocios. Si durante el primer tramo de la legislatura Obama no cesó de atacar a los banqueros prometiendo transformar de arriba a abajo las reglas del sistema financiero, las decisiones de los últimos meses han estado encaminadas a restituir puentes con el mundo del dinero. No parece casualidad que algunos de los arquitectos que están detrás de este cambio de postura –nombrados a raíz de la debacle demócrata del pasado noviembre– sean los mismos hombres que durante el mandato de Bill Clinton llevaron a cabo una intensa campaña de desregulaciones que muchos expertos sitúan en la base de muchos de los problemas actuales.

Energía y gays

Pero ni Matt Damon ha sido el único famoso en elevar su voz ni la economía el tema central de las críticas de otras ‘celebrities’. El veterano actor y director Robert Redford, una de las voces más comprometidas de Hollywood con la causa demócrata, es otro de los desengañados. Lo que poco antes de la cita electoral de 2008 eran halagos –«creo que es una buena persona, es inteligente y representa lo que el país necesita con urgencia ahora»– se ha transformado en desconfianza sobre la verdadera capacidad de Obama de llevar a cabo el gran cambio prometido. «Sin duda ha hecho más que otros presidentes para impulsar las energías limpias, pero no se ha arremangado lo suficiente para poner a trabajar al Congreso y atraerse el interés del pueblo estadounidense».

En la lista de estrellas descontentas con su trabajo se encuentran otros referentes de las ideas más liberales de EE UU además de importantes donantes de los demócratas, como la actriz y cantante Barbra Streisand, quien echó de menos públicamente una acción de gobierno más enérgica para defender los derechos de los homosexuales en el Ejército.

Angelina Jolie, el director afroamericano Spike Lee o la periodista Maria Shriver también forman parte del grupo de admiradores desencantados. Es verdad que todos ellos han evitado una descalificación global al estilo de Matt Damon y se han limitado a hurgar en casos muy específicos. Guantánamo, vertido en el Golfo de México, Darfur o incluso aquella metedura de pata cuando el presidente comparó lo mal que jugaba a los bolos con las Olimpiadas Especiales. Demasiados suspensos para el hombre que a caballo de su ‘Yes we can’ ilusionó a millones de compatriotas con uno de los programas más ambiciosos lanzados nunca por un candidato a la presidencia de la nación.