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«Me costaba llegar a fin de mes, como a todos»

Carlos Villalba ha ganado en dos minutos y sin inmutarse el bote más alto de ‘Pasapalabra’: 852.000 euros. Ayer volvió al trabajo

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Urente: ‘que escuece, ardiente, abrasador’. Una única acepción, aunque debería plantearse la Real Academia Española añadir una segunda: ‘equivalente a 852.000 euros’. Es el dinero (menos un 40% que se lleva Hacienda) que se ha embolsado Carlos Villalba, ganador del bote más alto de ‘Pasapalabra’ (Telecinco) y uno de los más abultados entregados en televisión. Este técnico informático natural de Madrid, de 50 años y con dos hijas, tenía 135 segundos para responder a las veinticinco preguntas de ‘El Rosco’. Le sobraron seis. Ayer atendía a la prensa después del trabajo.

– Otros con menos se habrían retirado...

– Estoy a gusto en mi trabajo y tampoco es un dinero para retirarse. No sabría tampoco qué hacer en casa. Como mucho, tendré mejores vacaciones, pero sigo haciendo la misma vida.

– ¿Es mileurista?

– No, pero poco más. A mí me cuesta llegar a final de mes, como todo el mundo.

– El jefe le dejaba salir antes para ir a grabar el programa. Tendrá que recompensarle.

– Pero entraba antes para hacer las horas. En la empresa se han portado fenomenal y les invitaré a algo, pero cuando cobre. Hasta que no me paguen no puedo hacer dispendios, no me llega.

– ‘Urente’. Se las trae la palabreja, pero a usted le sonará a música celestial.

– Claro, le tengo cariño. Igual que a ‘Fuentes’ (por Carlos Fuentes, el escritor mexicano) le tengo aversión porque me hizo fallar en el primer programa.

– ¿Eso se sabe de casualidad o porque se ha estudiado el diccionario?

– Hay muchas cosas que las oyes en los pueblos. El día anterior salió ‘jamacuco’ y era una palabra que casualmente había estado comentando con el compañero en el camerino, el nombre de la ciudad de Vladivostok la sabía por un juego que tenía de niño y también buscamos en internet palabras que empiecen con zeta, uve, equis... Luego estudias algo de geografía y de países africanos, aunque siempre hay quince palabras que no tienes ni que pensar.

– ¿Cuándo supo que iba a ganar?

– Cuando me lo dijo Christian. Dudaba si la palabra era ‘urente’ o ‘uriente’. Arriesgué y acerté.

– Empezó mal. En la segunda ya dijo ‘pasapalabra’.

– Es que dudaba entre ‘balanceo’ y ‘bamboleo’. Preferí no arriesgar y parar.

–¿Alguna letra maldita?

– No, pero tenía miedo a los nombres de escritores. Es lo que más respeto me daba.

– ¿Como se mantiene la calma sabiendo que está a un paso de hacerse casi millonario?

– Yo tengo un amuleto, una pulsera, y me agarraba a ella para tratar de relajarme. No soy muy expresivo, pero estaba muy nervioso. En ese momento no puedes pensar en nada ni en nadie, si no, estás perdido.

– Cuando ganó se quedó en estado de shock.

– Tampoco soy de esos que se ponen a pegar botes, pero es cierto que me quedé parado, expectante, sin saber qué hacer. Como a verlas venir... Menos mal que Christian Gálvez ayuda mucho.

– El premio lo merece, pero no le gusta mucho la popularidad.

– No, soy muy tímido y tengo ganas de que pase toda esta movida.