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«Creía que ella tenía 19 años en vez de 15»

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«Parecía mayor de edad por cómo vestía: llevaba una minifalda y un top», se exculpó J. J. G. C, un vecino de Cádiz que fue juzgado ayer en la Audiencia Provincial por un presunto delito de abusos sexuales a una joven de 15 años, por el que la Fiscalía solicitaba una pena de seis años de cárcel y una indemnización de 15.000 euros.

El hombre reconoció haber tenido un encuentro sexual con la chica, consistente sólo en tocamientos, pero según su versión, todo fue consentido. Ella, en cambio, aseguró que si no se negó fue porque se quedó «colapsada» y no supo cómo reaccionar ante las insinuaciones del hombre.

Los hechos tuvieron lugar en julio de 2009 cuando –según la Fiscalía– J. J. G. C. se acercó a la joven cuando ésta paseaba cerca del restaurante que él regenta, en el entorno del Mercado Central. El acusado la invitó a entrar en el local –a esa hora estaba cerrado– y, una vez dentro, a solas, puso música y, según la Fiscalía, abusó supuestamente de la adolescente a pesar de que ésta le había dicho que se tenía que ir.

El acusado relató una versión parecida a ésta pero con una diferencia fundamental: él no la obligó a nada. Según J. J. G. C, abordó a la joven mientras ésta caminaba junto a la Catedral de Cádiz «para ayudarla», porque creía que era una turista que buscaba la Casa del Obispo. «Yo vivo del turismo y suelo ayudar a la gente», explicó ayer el hombre, que invitó a la chica a ver su restaurante porque pretendía «ofrecerle un trabajo en él», argumentó. El fiscal en cambio sugirió que el hombre utilizaba el local «para ligar» con mujeres. El hombre continuó con su relato: «Primero me dijo que tenía prisa, pero se volvió y vino conmigo», declaró J. J. G. C, que también reconoció haber puesto música en el bar, porque «es lo primero que hacía todos los días».

«Ni le habría hablado»

Tras mostrarle a la joven «las fotos de Cádiz» que tiene en el restaurante –recordó J. J. G. C.–, el acusado comenzó supuestamente a bailar con la chica. «Ella se me acercó y los dos nos excitamos», explicó el hostelero, que cayó en algunas contradicciones: por ejemplo, insistía en que la joven nunca le dijo su edad –«Si la supiera, ni le habría hablado», dijo–. Sin embargo, reconoció que ella le había comentado que cursaba 4º de ESO.

El procesado también admitió los tocamientos, pero insistió en que la joven nunca se opuso a ellos. Según él, la adolescente dijo que «tenía prisa» cuando él le propuso sexo y, entonces, la «dejó marchar». La supuesta víctima, que declaró tras un biombo para no cruzarse con el acusado, explicó que, si no se opuso a los abusos de forma rotunda, fue porque se «colapsó» y no supo reaccionar.

De hecho, tres psicólogas que testificaron después de ella, confirmaron que la adolescente tiene un carácter «tímido, con falta de recursos sociales» que le impide actuar ante situaciones anómalas, y descartaron que la joven haya inventado los abusos.