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La salud de la niña no tiene por qué verse dañada si el parto ha sido natural

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El presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), José Manuel Bajo, ha expresado hoy su confianza en que la salud física de la niña de 10 años que ha dado a luz a un bebé no se vea dañada, dado que el parto se ha producido de manera natural y sin necesidad de cesárea.

Tanto la niña de origen rumano como su recién nacido, que pesa 2,9 kilos, gozan de buen estado de salud tras el parto registrado el pasado 26 de octubre en un hospital de Jerez.

Sin embargo, los expertos consideran el embarazo precoz un problema de salud grave, tanto para la madre como para el recién nacido, hasta el punto de que peligra la vida de ambos y aumenta el riesgo de que el bebé sufra discapacidades.

En estos casos, ha apuntado Bajo, son frecuentes las césares, al no estar en la adolescente completada la maduración del esqueleto de su pelvis, por lo que la cabeza del feto no es capaz de atravesar el canal óseo que le conducirá desde el útero al exterior.

Los estudios revelan que la mortalidad en los nacimientos entre los hijos de madres menores de 17 años triplica la existente entre las de 20 a 29 años.

Bajo ha explicado, en declaraciones a Efe, que las consecuencias desde el punto de vista psicológico pueden ser importantes dadas las dificultades a las que se enfrentan las madres adolescentes.

El miedo, la ruptura de los estudios y relaciones, el rechazo y el exceso de responsabilidad que deben asumir estas niñas son algunos de esos factores negativos.

A esas edades, según el especialista, es muy limitada la madurez psicológica para aceptar un embarazo, un parto o la crianza de un hijo, circunstancias que pueden llegar a quebrar la biografía de esa persona.

El embarazo a tan temprana edad comporta más amenazas de aborto, complicaciones fetales, aumento de cesáreas, anemia en la madre, nacimientos prematuros y problemas de inmadurez en los recién nacidos, que pueden desarrollar malformaciones, ceguera, parálisis cerebral o retraso mental.

El presidente de la SEGO ha indicado que en España las niñas empiezan a menstruar entre los 9 y los 13 años, pero hasta un año o un año y medio después no son fértiles, siendo anómalo tener el primer embarazo antes de los 16 años.

Que se trate del primer hijo es otro factor de riesgo, porque siempre se tiene mayor probabilidad de padecer un sufrimiento fetal durante los últimos períodos del embarazo y en el parto.

En ocasiones, según los ginecólogos, existen otros factores de riesgo como una nutrición inadecuada en las adolescentes embarazadas, que tampoco guardan el reposo necesario ni vigilan el bienestar físico que requiere el embarazo.

También suele darse una habitual ausencia de cuidados prenatales en las jóvenes madres por la frecuente negación del embarazo por parte de la adolescente.