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Las primeras entregas de remolacha certifican que la calidad será baja por culpa de las lluvias

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Un sol implacable y un calor sofocante saludaron ayer la apertura de la azucarera de El Portal a la recepción de la remolacha durante la campaña de este año, que ya venía precedida de los malos augurios por la caída de la producción provocada por las inclemencias meteorológicas. Ayer, además, bastaron sólo las primeras entregas de materia prima para que se constatara que tampoco la calidad será este año un motivo de satisfacción para los productores de Sevilla y Cádiz, las dos provincias en las que se cultiva esta planta.

«El año va a ser malo, y ya es lo que faltaba para la ruina que tenemos en el sector», enfatizaba ayer el responsable de COAG de remolacha, José María Descalzo, que no se separaba ni un momento del laboratorio en el que se realizan las muestras de la materia prima que va llegando, y cuyos resultados iban certificando que el mal aspecto que presentan las plantas, «pequeñas y con muchas verrugas», va de la mano de la poca polarización (la riqueza de la planta en sacarosa).

Pese a todo, el aumento de la temperatura justo al inicio de la campaña hace albergar algo de optimismo, ya que el calor siempre ayuda a que las polarizaciones sean más altas y los grados empiecen a subir desde los 15,4 de media que se registraron ayer (cuando lo aceptable es que ronden los 18). Así lo destacaba el coordinador del Grupo Remolachero de Cádiz, Jesús Toro, que reconocía que el inicio de la cosecha ha sido desalentador, porque a la baja riqueza se suma un alto porcentaje de descuento por hojas y tierra, que ronda el 16%. «Pero es normal que los primeros días haya valores más bajos, habrá que confiar en que mejore», añadió Toro.

Sea como fuere, el aspecto de los montones de remolacha que se empezaron a formar ayer en la zona de descarga de la fábrica evidenciaba a simple vista que la remolacha de este año, que ha soportado 1.200 litros de agua por metro cuadrado y que en algunas parcelas ha llegado a estar hasta más de 20 días debajo de agua, «no es tan buena como la de otras campañas».

Eso lo constataba hasta el jefe de cultivos de la azucarera de British Sugar, Jesús Guzmán, que recordaba ayer que las lluvias y la mala climatología ya han provocado la pérdida de unas 1.500 hectáreas sembradas, y que de las alrededor de 600.000 toneladas previstas sólo se vayan a recolectar unas 425.000.

Precisamente en torno a esta cuestión, la imposibilidad de algunos productores de cumplir sus contratos con la industria, se debatió ayer durante las primeras horas de molturación en la fábrica. Así, el representante del Grupo Remolachero de Sevilla, Antonio Piñal, que explicaba que en la zona de Los Palacios ha habido más daños que en la de Lebrija, hablaba de un acuerdo para que no haya penalizaciones y los agricultores afectados puedan conservar sus derechos. Yes que los productores quieren seguir sembrando este cultivo, uno de los pocos que tiene un precio fijo, y que gracias a las ayudas no es bajo.

Hay que recordar que ya se fijó una fecha para que los que hubieran perdido remolacha lo notificaran, «pero después ha seguido lloviendo y la realidad ha sido peor de lo previsto», apuntó Descalzo.

A medio gas

Y mientras el debate sectorial continúa, los camiones seguirán llegando de forma ordenada a la azucarera para descargar remolacha. «Gracias al trabajo previo y los aforos ya no se forman las interminables colas de antes, en las que algunos han llegado a estar hasta durante dos días», apuntaba el jefe de cultivos de la fábrica.

Guzmán hacía hincapié en que será el fin de semana cuando la planta de El Portal adquiera su ritmo normal y muela más de 8.000 toneladas al día. Toda la maquinaria debe empezar a rodar poco a poco, y por eso ayer sólo se recibieron 4.000 toneladas, que serán 5.300 hoy y así progresivamente.

No obstante, no se esperan problemas durante la campaña, ya que la fábrica está bien ajustada ahora que funciona todo el año. «Cuando no se moltura se refina azúcar, de hecho ya se han hecho unas 150.000 toneladas este año», apuntaba Guzmán, que prevé que a mediados de agosto haya terminado la cosecha para volver a refinar.