Opinion

Cipango

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Así se llamaba en castellano al Japón, y curiosamente «Supeingo» es aún en japonés «lengua española». Para Sánchez Dragó «el mundo se divide en dos partes: Japón y todo lo demás»: la japonesa ha sido la cultura no occidental que mejor ha sobrevivido al predominio universal de ésta, y el Cinturón de Fuego del Pacífico, único territorio habitado del planeta jamás dominado por el hombre blanco, hasta la barbarie nuclear de 1945, que impuso una rendición divulgada por la voz conmovida del Emperador Hiro Hito quien ya había expresado su disgusto en 1941 por la declaración de guerra, recitando un poema. El próximo 17 de mayo entregan en Ellis Island (New York) el Premio Pritzker, tenido por Nóbel de Arquitectura, a la japonesa Kazuyo Sejima. Recuerdo mi encuentro con ella cuando la invitamos a pronunciar una conferencia en Cádiz el 5 de mayo de 2003. No resultó fácil la comunicación, pues no habla inglés. Me entendí mejor con el arquitecto Toshiaki Tange, quien intervino de intérprete, y ya llevaba en Barcelona veinte años. Contó una anécdota propia del desencuentro cultural. Recién llegado se alojó en casa de una familia que sabía de la adicción japonesa al té, y lo servían al modo occidental. Los japoneses son muy respetuosos y le costó aclarar que los tés que consumen son variedades verdes, distintas a los tés ingleses que llegaban ya maduros por la larga travesía. Algunos meses después me encontré en Tokio con el arquitecto canario Javier Haddad que trabajaba para Sejima y no hablaba japonés, lo cual le impedía comunicarse con los compañeros de trabajo que no eran extranjeros, pienso que esa actitud tiene que ver con su tradicional irredentismo. Pocos textos entienden al Japón de forma tan franca como el libro que escribió Gironella en 1964 después de acompañar a Narciso Yepes durante una gira de conciertos ('El Japón y su Duende', Editorial Planeta). Habla de la escasa incidencia del catolicismo a causa de una cultura sexual más libre e incompatible con la moral de la Iglesia. Pese a la presencia de influyentes misiones jesuitas desde el XVI sólo el 1% de la población practica la religión católica. A causa de la popularidad que otorga el Pritzker a Sejima sensei, me han preguntado sus impresiones sobre nuestra ciudad que desafortunadamente no conseguí percibir, pero sí su interés por nuestra gastronomía: le sorprendió la semejanza de nuestras tortillitas de camarones con su típica «tempura», nombre de origen español importado por los misioneros jesuitas, como el «arigato»(gracias) que procede del «obrigado» portugués.