El ministro ausente

La medida más importante del Ministerio de Trabajo e Inmigración para la presente legislatura, la propuesta de retrasar la edad de jubilación de los 65 a los 67 años, fue presentada públicamente por la vicepresidenta económica, Elena Salgado, quien quitó importancia a la ausencia de su compañero de Gabinete, Celestino Corbacho, responsable del sistema de pensiones. «No se encuentra aquí (Palacio de La Moncloa) por un hecho objetivo, está presidiendo el Consejo de Ministros de Trabajo de la Unión Europea (UE) en Barcelona», dijo.

Sin embargo, el secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, comentó el pasado jueves que Trabajo había intentado que la aprobación de la propuesta de la reforma de las pensiones, por parte del Consejo, se pospusiera al día 5 de febrero, fecha en la que también está prevista la presentación de los cambios laborales. Pero no lo consiguió y se mantuvo la del 29 de enero, ya anunciada por el jefe del Ejecutivo.

Salgado insistió en que el plan cuenta con el beneplácito del Gobierno y que es compartido por todos sus miembros, pero fuentes próximas al Ejecutivo aseguran que en su elaboración ha habido sus más y sus menos. Corbacho no era partidario de 'tocar' la edad de jubilación. Ningún ministro de Trabajo desea pasar a la historia por ser la persona que alargó la vida laboral de los españoles. Es decir, una vez más hubo rifirrafe entre Economía, que es el departamento que recauda, y Trabajo, cartera dedicada al gasto social.

Al final, y siempre según las citadas fuentes, los criterios de Salgado se impusieron, si bien la vicepresidenta abogaba por medidas más concretas. En un principio, cómo y en qué plazos debía acometerse la modificación quedaba descrito en el papel. El plan reflejaba que comenzaría el retraso en 2013 a razón de dos meses por año hasta llegar a 2015, ejercicio en el que la aplicación de los cambios estaría completada. Pero fue el propio presidente del Gobierno quien dejó la implantación abierta a futuras negociaciones.