Antonio Rodríguez y Lugardo Doblado, en Espera. :: CRISTÓBAL
Ciudadanos

«En emigración temporera, la Sierra ha retrocedido de golpe 20 años»

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Era la última opción, pero al menos estaba ahí. Hace veinte años, en muchos pueblos de la Sierra, noviembre era sinónimo de diáspora. Tocaba hacer las maletas, cargar la cama plegable, el colchón de lana, la ropa de abrigo, comprar provisiones a 'dita' («te pagaré cuando vuelva»), alquilar el remolque y emigrar a Jaén o a Córdoba (aceituna), para probar después suerte en Huelva (fresa) y llenar los intermedios con lo que surgiera (verdeo, vendimia, patatas, planta, poda, algodón...). Allí (donde sea) las familias compartían caserones medio derruidos, algunos sin luz ni agua corriente, y echaban el jornal de sol a sol, mientras los niños (felices absentistas) cambiaban la escuela por el cortijo.

Era la última opción, sí, pero al menos... «Ahora ni eso», dice Andrés Bódalo, del Sindicato de Obreros del Campo de Jaén: «Primero, hemos detectado un trasvase de unos 15.000 trabajadores de otros sectores que este año han intentado encontrar un puesto en la campaña; segundo, el número de inmigrantes temporeros, sobre todo de Cádiz (más de 1.500) y Sevilla, se ha multiplicado por tres con respecto a 2008, y por cinco si lo comparamos con 2007; tercero, hay mucha mano de obra inmigrante, que en las últimas temporadas fue la que cubrió el cupo, y que, lógicamente, ahora quiere seguir en el tajo; cuarto, las condiciones se han precarizado, porque los patronos aprovechan la coyuntura a su favor». «Para conseguir un contrato malo, hace falta suerte», dice Bóbalo. «Para conseguir uno bueno, hace falta un milagro».

Ángel Ruano, de COAG Cádiz, confirma el diagnóstico: «Durante el 'boom' de la construcción, se le dio la espalda al sector. Y, ahora, cuando la necesidad obliga a tantos trabajadores a regresar, resulta que está cogido con alfileres». Es lo que Paqui Romero califica de «un grave problema en el presente, que se va a complicar todavía más en el futuro». «Se acabó el chollo de la obra, y al campo le tocará otra vez ser el último reducto.». Pedro Barrera, del SAT-SOC de Cádiz, sentencia: «En emigración temporera, la Sierra ha retrocedido de golpe 20 años, tanto en número de afectados como en precarización de los sueldos».

En Asaja, dice Cristóbal Cantos, secretario General en Cádiz, se lo veían venir. «Por eso presentamos un proyecto a la Junta, antes de verano, para crear 200.000 empleos en toda Andalucía. Pero seguimos sin respuesta». Para Cantos, las administraciones han pecado de imprevisión. El trasvase de trabajadores desde sectores hundidos al 'agro' era razonable, «sobre todo si pensamos que muchos procedían de aquí, y por lógica tenderían a regresar». «Si se hubieran hecho los deberes, estaríamos en condiciones de amortiguar el golpe de la construcción, de absorber a muchos más desempleados de lo que lo estamos haciendo».