La Policía traslada a prisión a uno de los integrantes del clan tras declarar ante el juez. :: ANTONIO VÁZQUEZ
Ciudadanos

La Policía investiga nuevos golpes de la familia acusada de cometer 16 atracos

Los cuatro integrantes adultos del clan de los Carmona ingresaron ayer en prisión y los dos menores, en un centro de internamiento

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Cuando lo apresaron el pasado viernes en la calle Malta de Jerez, muy cerca de su domicilio, no ocultó su sorpresa y llegó a felicitar a los agentes por haberle descubierto. Al menos 16 atracos en dos meses habían alimentado su ego de viejo atracador y la confianza se había adueñado del 'clan de los Carmona'; una familia gitana de procedencia jiennense que se instaló en la provincia, según las pesquisas de la Policía, a finales de verano. ¿Su objetivo? Parece poco probable que quisieran buscar trabajo legal porque a las pocas semanas, el 23 de octubre, cometieron supuestamente el primer acto delictivo en una entidad bancaria de Puerto Real. Después seguirían más golpes en Cádiz, Jerez y El Puerto hasta que fueron frenados en seco el viernes, tras su último atraco en Valdelagrana.

Con los cuatro integrantes adultos de esta familia en prisión, por orden del juzgado de Instrucción nº3 de Cádiz, y los dos menores enviados a un centro de internamiento, la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría Provincial investiga otros cuatro robos denunciados en la provincia que podrían llevar la firma de estos delincuentes. Y las pesquisas no se detienen aquí. Como ayer confirmaron en rueda de prensa el jefe de la UDEV y su inmediato superior en la brigada de Policía Judicial, desde Cádiz se va a cruzar información con otras comisarías del levante (Alicante y Valencia) donde se sabe que los Carmona habrían recalado antes de llegar a aquí. Se sospecha que habrían estado cambiando de residencia, en función del éxito de sus atracos. Pese a que el patriarca del clan, de 46 años, llegó a confesar a los policías que jamás habían sospechado de que estaban siendo seguidos; a la hora de prestar declaración en la sede policial, se impuso la estrategia defensiva y ninguno de los seis detenidos -cuatro hombres y dos mujeres- quiso responder a las preguntas.

Un vídeo para recrearse

Sin embargo, las pruebas que hay en su contra son muy contundentes, indicaba ayer el comisario provincial, José María Deira: las herramientas y las seis armas que emplearon en los robos y parte del botín de 60.000 euros que lograron llevarse supuestamente en la sucesión de atracos. Todo esto fue localizado en los dos domicilios donde vivía el clan: en una urbanización de lujo junto a un campo de golf de Jerez y en un piso de la barriada de las 512 viviendas de Puerto Real. Este último inmueble está a nombre de la novia de uno de los Carmona y a la que, según explicaron ayer en Comisaría, «no se le ha podido probar» que estuviera al tanto de las andanzas de su pareja.

Pese a que su nivel de profesionalidad es alto para la Policía, que ha tardado dos meses en dar con ellos; esta operación, de nombre 'Mario', también ha sacado a la luz detalles de cacos poco cuidadosos o, quizás, excesivamente confiados. En una de las sucursales que robaron, desmontaron las cámaras de vídeo y se llevaron las cintas que contenían las imágenes de su entrada encañonando a los clientes. «Como no tenían reproductor, se compraron uno y veían de vez en cuando la cinta para recrearse». Cuando los agentes efectuaron el registro de sus casas, se encontraron ese material en el primer vistazo y sin necesidad de rebuscar demasiado.

Muy violentos

Cada atraco llevaba el sello de los viejos pistoleros, describían ayer los investigadores. A golpe de culata y dándose a la fuga de forma temeraria. El padre llevaba la voz cantante y era quien accedía con pasamontañas y apuntando a los clientes y trabajadores con un arma -posteriormente se descubrió que utilizaban pistolas de fogueo pero que son réplicas exactas de las de fuego-. Solía ir acompañado por dos de sus hijos, mientras que el tercero esperaba en la puerta. Su hija, «de aspecto impecable», era quien, al volante, sacaba a su familia en coches que previamente alquilaban para no levantar sospechas. Sólo se quedaron con las manos vacías en dos de los 16 golpes, ejecutados «con suma violencia». En el último llegaron a disparar en la cara a una mujer, a quien le han lesionado un tímpano. Por suerte para la víctima, del arma no salió ninguna bala.