Muchos animales no han logrado escapar a la riada. :: cristóbal
Ciudadanos

Las lluvias dan la puntilla al campo

Infraestructuras de riego y cultivos han sido perjudicados mientras se piden ayudas económicas y otras medidas de urgencia

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Las fuertes precipitaciones sufridas en los últimos días han terminado de rematar un año considerado negro para los agricultores. El temporal no ha tenido contemplaciones con un campo ya de por sí maltratado, y a falta de estimaciones más concretas ya se puede afirmar que los daños han sido catastróficos.

La organización agraria Asaja, de la mano de su presidente y su secretario general en la provincia, Manuel Vázquez y Cristóbal Cantos, respectivamente, compareció ayer para certificar el perjuicio enorme en los cultivos de remolacha, cereal y zanahoria, así como los destrozos en diversas infraestructuras de riego y viarias. El colectivo cifró en 300 litros por metro cuadrado lo registrado en la campiña desde el pasado 14 de diciembre, una cifra que se ha incrementado en lugares como la Sierra y el Campo de Gibraltar. Una situación preocupante de la que Vázquez y Cantos culparon directamente a las administraciones competentes, recordando que trece años después de ocurrir una de las mayores riadas que se conocen en la zona, El Portal continúa sin disponer de un azud móvil tan demandado y necesario.

«Queremos expresar nuestra más rigurosa queja porque nadie tiene la culpa de las lluvias pero hay que aliviarlas, y no se ha hecho nada de lo previsto». En este sentido, insistieron en la insuficiencia del azud fijo con el que cuenta la citada barriada, explicando que «hay que facilitar la evacuación total y es menor el coste de reparación que el daño, porque 1.500 de 10.000 hectáreas están bajo el agua».

Por ello, Asaja pedirá que se declara la campiña jerezana zona catastrófica y así se puedan aliviar en algo los maltrechos bolsillos de los agricultores. En la misma línea se expresó la otra organización agraria, COAG, que a través de un comunicado urgió a la limpieza del Guadalete y a la puesta en marcha del azud móvil, carencias a las que achacó el desbordamiento del río junto con «el abuso de las empresas de áridos».

Este colectivo cuantificó algunas pérdidas como la de la fruta temprana, estimadas en el 30%, al tiempo que advirtió de que las lluvias favorecerán la aparición de enfermedades que aumentarán el coste de producción. Una coyuntura que justificaría la exigencia de rebajas fiscales, dotación de medios y el arreglo de infraestructuras.