El Aaiún aguarda

El Aaiún no recibirá a Haidar con grandes muestras de entusiasmo organizadas, pero sí se esperan escenas espontáneas de júbilo. Hay miedo entre la colonia saharaui. Un temor añejo que, con el paso del tiempo, ha derivado en desinterés por esta causa.

«Desde que España nos abandonó a nuestra suerte en 1975, todos sus gobiernos nos han decepcionado, pero duele más cuando lo hace un presidente de un partido de izquierdas», indica, en alusión a José Luis Rodríguez Zapatero, uno de los activistas que nació cuando El Aaiún era territorio español.

Las banderas marroquíes ondean en muchos rincones de esta humilde ciudad de casi 200.000 habitantes. Su crecimiento ha sido espectacular: hace 30 años sólo vivían en ella 75.000 saharauis, de acuerdo con el censo elaborado por la colonia española.

Ahora, la mayoría de los habitantes son marroquíes llegados desde distintos puntos del reino. Ante esta desventaja, sólo queda la complicidad del silencio y el foro interno.

«Muchas mujeres rezan por Aminatu y el día que la Televisión Española dijo que la traían de vuelta, muchos fuimos a la casa de Aminatu, pero la Policía nos echó al poco tiempo», cuenta resignado otro seguidor de Haidar.

Este mismo joven se queja de que la Policía marroquí siempre impide que les entrevisten periodistas españoles. «Si los periodistas vienen de Estados Unidos o Francia, los marroquíes ni se acercan, pero a los españoles los respetan poco», abunda.

Los campamentos de saharauis de Tinduf, sin embargo, se han convertido en una manifestación constante a favor de la causa de Haidar, quien ha conseguido despertar el interés por el Sáhara.