En la imagen, el abogado ruso, Serguéi Magnitski./ Archivo
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El abogado de una firma extranjera muere en una cárcel de Moscú por torturas y desatención médica

El suceso causa conmoción y estupor entre los inversores

Corresponsal en Moscú Actualizado: Guardar
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“Rusia es hoy día un Estado esencialmente criminal”, aseguraba Bill Browder, presidente de la firma Hermitage Capital Management, la semana pasada ante los micrófonos de Radio Liberty en su emisión en lengua rusa. Hablaba tras haberse enterado de la muerte de su abogado ruso, Serguéi Magnitski, de 37 años, acaecida el lunes 16 de noviembre en la enfermería del centro de detención temporal 'Butírskaya' de Moscú. Browder sostiene que a Magnitski, enfermo del páncreas y del estómago, se le negó deliberadamente la atención médica como forma de tortura a fin de lograr de él una falsa confesión de hechos que el Ministerio del Interior necesitaba para ocultar un delito de sus propios funcionarios.

Browder, nieto del que fue líder del Partido Comunista de los EEUU, cuenta que él mismo apoyó la política de Vladímir Putin para acabar con los abusos y el poder omnímodo de los oligarcas rusos, sustentado gracias a la enorme corrupción del aparato de Estado. El entonces jefe del Kremlin defendía la “dictadura de la ley”. También ahora, el actual presidente Dmitri Medvédev, propugna acabar con el “nihilismo jurídico” y propiciar que los rusos respeten y cumplan las leyes. Sin embargo, afirma el empresario estadounidense, “ahora tenemos un puñado de personajes impuestos por la legislación, que son en realidad delincuentes organizados con poderes ilimitados para arruinar vidas humanas, apropiarse del patrimonio ajeno y hacer lo que les venga en gana. La cosa ha ido tan lejos y ha empeorado tanto que yo nunca antes había visto algo semejante en Rusia. El país es hoy día un Estado esencialmente criminal”.

Browder, que actualmente reside en Londres, llegó a Rusia a mediados de los 90. Creó Hermitage Capital Management y se dedicó a comprar acciones de distintas empresas rusas, entre ellas del gigante energético Gazprom, de la petrolera Rosneft y de la caja de ahorros Sberbank. Según su testimonio, intentó además lograr que las corporaciones rusas de las que adquiría acciones se dotaran de un sistema de gestión transparente.

Pero, hace cuatro años, a Browder se le negó la entrada en Rusia, pese a tener el correspondiente visado, y desde entonces no ha podido regresar. Se dictó después una orden de búsqueda y captura contra él por evasión de impuestos. La misma acusación se le hizo a Magnitski cuando, en noviembre del año pasado, fue detenido y encarcelado, primero en el penal de “Matrósskaya Tishiná” y después en el de “Butírskaya”, mucho peor que el primero por su hacinamiento e insalubridad.

Pero, un año antes, en junio de 2007, según cuenta Browder, “policías a las órdenes de un tal Andréi Kuznetsov, efectuaron un registro en nuestras oficinas e incautaron los títulos de los valores adquiridos de distintas empresas rusas”. Tres de esas sociedades fueron registradas a otro nombre. “Nos arrebataron tres compañías y robaron 125 millones de euros a las arcas del Estado de impuestos pagados por nosotros”, aseguraba Browder a Radio Liberty.