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Mano tendida a Birmania por Suu Kyi

PEKÍN Actualizado: Guardar
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La cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) desarrollado en Singapur también ha servido para que, por primera vez, un presidente de Estados Unidos se sentara en un mismo acto junto al primer ministro de la Junta Militar que gobierna con puño de hierro Myanmar (Birmania), Thein Sein. Ocurrió durante un encuentro de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (Asean), celebrado justo después de la cumbre, al que también acudió Barack Obama.

Cambiando el boicot que ejercía la anterior Administración norteamericana por el diálogo, la Casa Blanca trata de lograr avances democráticos en ese país, por lo que la declaración conjunta de la cumbre no incluyó finalmente, por falta de consenso, un llamamiento a la libertad de la famosa líder opositora birmana y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi. De hecho, la única alusión a Birmania en el comunicado final se refiere a la petición de que las elecciones que se celebrarán el próximo año se desarrollen de «manera libre, justa, integradora y transparente».

Catorce años detenida

Esos comicios serán los primeros que tendrán lugar en Birmania desde 1990, cuando obtuvo una arrolladora victoria el partido liderado por Suu Kyi, hija del padre de la independencia del país. Pero, en lugar de dirigir el Gobierno como la correspondía, la Dama, como también se la conoce, fue detenida por el régimen del general Than Shwe, auténtico hombre fuerte de Birmania.

A pesar de la falta de alusiones a los prisioneros políticos de Myanmar, los asesores de Obama se encargaron de matizar que éste había pedido en la reunión a puerta cerrada el fin de su arresto domiciliario de Suu Kyi, que lleva confinada catorce de los últimos veinte años. La coincidencia del líder demócrata con el primer ministro birmano en un mismo acto desató el morbo a la hora de tomar la foto de familia oficial, pero ambos dirigentes permanecieron separados y sin mirarse siquiera. Aunque la Casa Blanca ha optado por suavizar la presión sobre la Junta Militar e incluso ha enviado a sus diplomáticos para negociar, estos gestos demuestran que el dictatorial régimen birmano sigue siendo un apestado en la escena internacional por su flagrante violación de los derechos humanos.