Pedro Brufau saluda a su homólogo de Petrobras, José Sergio Gabrielli. / EFE
Economia

Brufau rechaza «malvender» activos o frenar la expansión de Repsol para pagar al accionista

El presidente de la petrolera propone un dividendo «ajustado a la realidad de la compañía»

ENVIADA ESPECIAL. RÍO DE JANEIRO Actualizado: Guardar
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Repsol YPF no piensa «malvender» activos para pagar a los accionistas, con cargo a 2009, los mismos 1,05 euros por acción que recibieron el año precedente. Tampoco renunciará a los proyectos clave de su plan estratégico, ni sacrificará las inversiones que considera necesarias para consolidar reservas o desarrollar los procesos de extracción de crudo. El presidente de la petrolera, Antonio Brufau, anunció que propondrá una remuneración «ajustada a la realidad de la compañía», y respondió con una encendida defensa de los proyectos en curso a la demanda de cobrar al menos lo mismo que el mayor accionista de la sociedad, el grupo constructor Sacyr Vallehermoso, planteó días atrás ante el consejo de administración.

Brufau, durante una visita a los campos de exploración de Repsol YPF en Río de Janeiro, invocó la necesaria disciplina financiera, y recordó que, en la petrolera, «todo el mundo ha hecho sacrificios», incluido el equipo de directivos, que se han congelado el sueldo. La crisis económica y la caída del precio del crudo han recortado las ganancias un 55% hasta septiembre y el beneficio previsto para el conjunto del año no da para repetir la retribución a los propietarios. Incluso si se abonan los 0,85 euros por título que Brufau propuso al consejo de administración, oferta que supone un descenso interanual del 20%, y que provocó fuerte malestar en los representantes de Sacyr, esa asignación se llevará el 67% de las ganancias, cuando en los planes de la compañía figura destinar a dividendos en torno al 50%.

Sacyr quiere cobrar una retribución más alta porque se endeudó en más de 5.100 millones hace tres años para comprar el 20% de la petrolera por encima de los 26 euros por acción. Ahora la cotización ronda los 18 euros, y no puede vender sin apuntarse unas minusvalías notables. En realidad, su petición es signo de un clima de desentendimiento, porque ya no le urge tanto desprenderse de las acciones de Repsol como cuando intentó vendérselas a la rusa Lukoil en el otoño del pasado año.

Desde entonces, el grupo constructor y de servicios se ha deshecho de la concesionaria de autopistas Itínere y ha reestructurado su deuda, que a finales de este año se situará en torno a 11.000 millones. Pero la diferencia entre el dividendo percibido por 2008 y el estimado para 2009 tampoco le va a suponer un gran alivio: el recorte planteado deja su retribución en 256 millones de euros, 48 millones menos. El grupo constructor no ha conseguido apoyo a sus aspiraciones de otros accionistas de referencia de la petrolera, como Criteria, la corporación de participaciones de La Caixa, que controla un 14%, o la mexicana Pemex, dueña de otro 5%. Contando con esos soportes, el presidente de Repsol defendió la financiación de los proyectos que, dijo, «han de garantizar la rentabilidad futura de la compañía».

El plan estratégico 2008-2012 no es estático y ya se han producido algunos ajustes, reconoció. En exploración se ha metido la tijera, y se prevé rebajar en 600 millones los 9.300 inicialmente previstos. La construcción de la petroquímica de Sines (Portugal) se ha congelado, mientras siguen adelante los proyectos estrella del refino.

Inversiones

Brufau defendió con especial contundencia las inversiones en Cartagena, que consolidarán los puestos de trabajo de 750 empleados y de 500 subcontratistas. Explicó que en Cartagena se pierden hoy dos dólares por cada barril refinado y la reforma dejará un margen de ganancia de dos dólares por barril incluso en los momentos más críticos, además de duplicar la producción. La diferencia supone 400 millones de dólares al año, calculó. Ya se han desembolsado 1.500 millones, y se pretende que el coste final sea 3.000 millones, 200 millones menos de lo presupuestado.

Informó el presidente de Repsol YPF que más de la mitad de las desinversiones previstas en el plan estratégico -que suman un importe total de 6.000 millones- se han llevado a cabo. «Pero no se trata de malvender, ni de vender por vender, porque no tenemos un problema financiero», dijo. Por eso se espera del momento oportuno para colocar en Bolsa parte de YPF, un plan que las circunstancias de los mercados han retrasado, y la compañía sigue a la búsqueda de un socio local destacado. Y nadie en la empresa ha pensado en desprenderse de la participación en Gas Natural, una propiedad «aún más valiosa tras la integración de Unión Fenosa», explicó.