Varias mujeres limpian una tumba. / C. C.
REACCIONES

Una cita con el recuerdo

Los gaditanos acuden un año más a su cita con los seres queridos ya fallecidos Las entradas de los camposantos se colapsaron por la gran afluencia de personas

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Es una de las tradiciones más arraigadas en la provincia y como cada 1 de noviembre los gaditanos no fallaron a la cita que tienen con los seres queridos que ya no están a su lado. Se trata del día de mayor afluencia en los cementerios y de colorido. Momento de cambiar las flores que adornan las lápidas e inevitablemente de recuerdos. De aquéllos que duelen por los instantes que no se han podido compartir y, a la vez, de alegría por todos en los que estuvieron presentes. Una visita que muchos aprovecharon para pasar lista de sus conocidos mientras otros se afanaban por limpiar, pintar y adecentar el lugar en el que descansa su padre, esposa o amigo.

Desde bien temprano los cementerios de la Bahía comenzaron a recibir a los gaditanos. Uno de los más concurridos fue el de San Fernando, precisamente por encontrarse en pleno núcleo de la ciudad. Aunque por extensión el que mayor número de personas acogió fue el de Chiclana. Independientemente del lugar, las imágenes se repetían: familias que acuden con varios ramos de flores en la que los más mayores iban de riguroso luto mientras que los jóvenes se preocupaban por buscar las escaleras para llegar a las lápidas.

Tradición

«Tengo 92 años y vengo desde los 12 cuando mi abuela me traía. Ahora soy yo la que trae a sus nietos para continuar con una tradición triste pero que no se puede perder». Es lo que piensa Juana Brenes que tiene una agenda muy apretada pues debe pasar por varias generaciones, desde sus padres a incluso un hijo.

Para Loli Pastrana la situación de Brenes es lo importante de la fiesta de Todos los Santos porque «los difuntos deben tener su sitio. Está muy bien el sentido de alegría de Halloween, pero esta tradición no se puede perder».

Otros siguen teniendo muy presentes a sus familiares como es el caso de Ana Borrego que tiene a su marido «siempre en la boca. Voy de un lado a otro recordando que esta comida le gustaba, esta película y con el fútbol pues tiene que estar en el cielo gritando a los jugadores del Cádiz por perder por tantos goles».

Había quien le contaba a sus allegados todo lo que le había ocurrido durante el último año. Para Esmeralda Salas era especial «porque hace una semana que me he enterado que estoy embarazada y tengo que contárselo a mi madre que hace dos años que se murió y seguro que se hubiera vuelto loca».

Carmen y Antonia Márquez acuden juntas desde hace 50 años, momento en el que perdieron a su madre. Ahora van también a ver a sus maridos y «es una tradición que no se puede perder. Es cierto que es algo amarga pero a la vez bonita por lo que significa, por acompañar a los seres queridos. En nuestro caso no hemos faltado ni un sólo año desde hace 50 años. También es cierto que venimos varias veces al año, pero el día de Todos los Santos es algo especial, una cita que nadie debe perderse».