Pellegrini, ayer, en el entrenamiento del Madrid./ EFE
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Pellegrini, visto para sentencia

Tras el terremoto de Alcorcón, Florentino Pérez deja de creer en un técnico avalado por Valdano pero cuyo discurso indigna al madridismo

MADRID Actualizado: Guardar
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«No jugamos a nada», espetó Florentino Pérez nada más sufrir su mayor varapalo como presidente del Real Madrid, una humillación que ha dado la vuelta al mundo. «¿Vosotros qué pensáis?», añadía el magnate mirando a Miguel Pardeza, adjunto a la dirección deportiva, y Emilio Butragueño, director de relaciones institucionales. El orgullo del presidente estaba herido. Su cara era un poema, el espejo del alma. Se presentó repartiendo abrazos y como un héroe en Alcorcón, una ciudad dormitorio del sur de Madrid, y se esfumó por los vomitorios del estadio casi como un villano.

Mientras, Jorge Valdano ofrecía un medido discurso ante la prensa en el que pedía perdón y hablaba de cura de humildad, aunque evitaba referirse al futuro del técnico chileno Manuel Pellegrini. «Esta derrota supone un punto de partida», dijo. «Cuando hablo de unión, también incluyo al cuerpo técnico», apostilló. Y Raúl, el capitán, insistía en la solicitud de perdón al madridismo y rememoraba las grandes remontadas de este club, apeado de la Copa en su historia reciente por equipos como el Alavés, Toledo, Valladolid y Real Unión de Irún, todos al menos en una división inferior. Pero ninguna derrota tan cruel como esa goleada de Alcorcón que deja al club hundido y difícil de reflotar.

Calma y autocrítica

Gabinete de crisis en el vetusto estadio Santo Domingo y una conclusión: no es momento de tomar medidas, y menos en caliente. Pero detrás de los mensajes de aparente calma y de autocrítica lanzados desde los altos estamentos del club se esconde una realidad: el presidente, nada proclive a creer en los entrenadores, tiene tachado al técnico chileno. Pellegrini queda visto para sentencia. Tres derrotas y un empate en los cinco partidos recientes, todos ellos sin Cristiano Ronaldo, le dejan sin crédito. Si el Getafe no paga los platos rotos, la situación será insostenible y la grada del Bernabéu podría precipitar el adiós del entrenador. Si se salva, las visitas a Milán y al Calderón marcarán su futuro.

El discurso de Pellegrini a la conclusión del choque, tachado de «farruco», tampoco le ayudó. Reconoció, sin ambages, que había «sentido vergüenza», pero no encontró explicación ni razón alguna al descalabro. «Pusimos la concentración para evitar precisamente esto. Y ha sucedido. Me extrañó el juego del equipo. Con un panorama así, poco se puede decir». Al preguntarle por su futuro, respondía con cierta altanería, una actitud que indigna en diversos sectores del madridismo, con su máximo dirigente a la cabeza. «¿Mi continuidad? No me preocupa ni hoy ni mañana. Tampoco pienso dimitir»l.

«Vergüenza»

La indignación del gran jefe madridista creció cuando se despertó ayer y tuvo conocimiento de los titulares de prensa. «La excelencia es una vergüenza», «Galáctico Alcorcón, marciano Pellegrini», «Alcorconazo», «Ridículo histórico», «Humillación de rango mundial...», «Vergüenza, esto empieza a parecerse demasiado a lo de la otra vez» y el «¡Vete ya!» de la portada de Marca, en referencia a Pellegrini, no hacen sino agravar la crisis. Han pasado casi cinco meses desde la contratación del chileno por dos años y unos cinco millones de euros por temporada y lejos quedan los parabienes de entonces.

Tras caer ante el Sevilla y el Milan, empatar sin goles en Gijón y sucumbir en Alcorcón, la cara del presidente recuerda a la del dirigente desnortado que primero prescindió de Del Bosque y luego acabaría mal con Queiroz, Camacho, García Remón, Luxemburgo y López Caro. En la dirección deportiva, ni Valdano ni Butragueño ni Sacchi ni tampoco Benito Floro se adaptaron al modelo de Florentino, el presidente convencido de que la labor de los técnicos es secundaria.

El técnico agoniza; Jorge Valdano, su gran valedor, está en el disparadero; el modelo del presidente vuelve a cuestionarse y la capacidad competitiva de algunos jugadores queda bajo sospecha. No estaban Cristiano y Kaká, entre otros, pero el Madrid jugó en Alcorcón con un once plagado de internacionales. Arbeloa y Drenthe no dan la talla como laterales, Metzelder pareció más lento que un tren de mercancías, Diarra todavía paga las consecuencias de su vieja lesión, Granero estuvo como ausente y Guti pudo cavarse su tumba con este técnico. Perdió los papeles, fue cambiado para no ser expulsado, hizo una peineta a la grada y tuvo bronca con su técnico en el descanso. En ataque, la afición pierde la paciencia con Benzema. Un proyecto, un presupuesto de más de 400 millones de euros y los 252 millones en fichajes, sacudidos por el terremoto de Alcorcón.

Y no acaban las malas noticias. Cristiano Ronaldo se sometió ayer a una resonancia para conocer el estado de su tobillo, y tendrá que esperar una semana más para reaparecer. No estará ante el Milan,