Blair atraviesa un punto de control del Ejército israelí durante una visita realizada a Hebrón la pasada semana. / REUTERS
MUNDO

Arranca la carrera para presidir la UE

El primer ministro luxemburgués competirá con Tony Blair por liderar la nueva Unión

CORRESPONSAL. BRUSELAS Actualizado: Guardar
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Con el Tratado de Lisboa pendiente aún de ratificación en la República Checa, la carrera por la presidencia del Consejo de la Unión Europea, un puesto de poder clave en el organigrama comunitario que resultará del nuevo texto constitucional, está ya lanzada. Dos candidatos, el primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, y el ex premier británico Tony Blair han entrado abiertamente en liza, aunque tras los telones se agitan varios aspirantes potenciales, Felipe González entre ellos, que sólo emergerán oficialmente si se revelan como el tercero de consenso en el fragor de la batalla por el cargo que se anuncia para las próximas semanas.

Blair y Juncker representan dos modos muy diferentes de ver la UE, luego puede afirmarse sin ambages que la ancestral batalla entre la Europa de los mercaderes y la de la unión política subyace en ambas candidaturas, que pugnan abiertamente por la nominación.

A Blair le apoyó inicialmente Sarkozy, pero su nominación, presentida desde que el Tratado de Lisboa cobró forma, es problemática: si este hombre presidiera el continente viajaría por el mundo con un dinero en el bolsillo diferente del de la mayoría de los europeos, pues el Reino Unido no forma parte del euro. El Gobierno de Gordon Brown le respalda, consciente de que es la mejor ancla imaginable para su país en la Unión ante el cambio ideológico que se anuncia para las elecciones británicas del año próximo. Pero, y precisamente por eso, los tories de David Cameron no quieren saber nada del ex premier al frente de Europa. Reniegan de la candidatura, lo que la fragiliza de antemano.

Ayer, en esta tesitura, Jean-Claude Juncker, el primer ministro luxemburgués, hizo pública su disponibilidad para ocupar el cargo. En una entrevista concedida al diario parisino Le Monde, este personaje, que se ha hecho acreedor del respeto del Consejo Europeo y que preside desde 2004 la reunión informal de los ministros de Finanzas que integran el euro, el denominado Eurogrupo, desautoriza la opción Blair afirmando que el Reino Unido no ha realizado ninguna aportación significativa a la construcción europea estos últimos diez años; si acaso algunas anotaciones a la articulación de la defensa común. Y manifiesta que el futuro presidente «deberá saber conjugar los planes, las ideas y los sueños tanto de los grandes como de los pequeños socios de la Unión y actuar como un allanador del camino para el eje franco-alemán, sin olvidar la dimensión de la UE ampliada».

Divisa ganadora

La irrupción oficial de Juncker en la carrera denota varias cosas: en primer lugar, que la de Blair ya no es la divisa ganadora, aunque hace apenas unos meses lo pareciera; en segundo, que la disputa por la ratificación del Tratado de Lisboa en la República Checa está suficientemente encauzada; y, tercero, que hay urgencia para comenzar a levantar la nueva estructura institucional de la Unión.

Durante la pasada jornada, el Tribunal Constitucional checo anunció que muy probablemente el próximo día 3 de noviembre emitirá su dictamen sobre la demanda de inconstitucionalidad interpuesta por 17 senadores euroescépticos, amigos del presidente, Vaclav Klaus. Se trata de una fecha temprana para unos jueces que, nombrados por el propio implicado, han descartado ya un primer recurso de inconstitucionalidad contra el nuevo Tratado.

Muy posiblemente indica también que el Tribunal no es ajeno al espíritu de distensión del que el líder del Gobierno de Praga ha hecho gala estos últimos días en relación con el nuevo Tratado. La cumbre de jefes de Estado o de Gobierno de la UE, que se celebra mañana y el viernes en Bruselas, abordará ciertamente la salida que la presidencia sueca baraja para satisfacer las demandas de Klaus sobre la Carta de Derechos Fundamentales, en relación con el turbio episodio de los Sudetes.

Fuentes diplomáticas dan por cierto en Bruselas que el instrumento del acuerdo será una exención a la británica de la Carta para la República Checa y que el instrumento lo será el Tratado de Adhesión del próximo nuevo miembro de la UE, probablemente Croacia en 2011.