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Tierras de fronteras olvidadas

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El Benajut fue el último poblado musulmán de la provincia que cayó con la Reconquista. Lo hizo tras Tempul y Jimena cuando ya no pudo resistir la ofensiva cristiana. Su pasado también dependió de un gran imperio, al ser territorio romano.

Cercana a esta zona, al peñón de El Benajut, se encontraba la ciudad de Saepona que se consideraba la capital de los pequeños poblados de la zona, como el cerro de la Fantasía, los baños de Pasadablanca o las fincas de Abantos, El Cándalo y La Fantasma. Su ubicación geográfica la convertía en zona de paso de civilizaciones puesto que por aquí discurría la calzada romana Carteya-Astigi, que unía el actual Campo de Gibraltar con Sevilla. En Carteya se encontraba el principal astillero de la zona, importancia que se unía a la de tener muy cerca poblaciones tan importantes como Ocurrí (Ubrique) y Oba (Jimena). Actualmente, la zona cuenta con una gran riqueza forestal y faunística pero los accesos tan complicados que tiene la hacen un lugar desconocido para los gaditanos. Los nombres de algunas de la finca de la zona, como La Fantasía o La Fantasma, se consideran que se deben a que este es un lugar mágico en el que se dan bellas estampas cuando se forman las nubes. En esta zona se puede ver el contraste del color blanquecino y grisáceo de la piedra caliza de Benocaz y sus alrededores, continuado con el manto verde del Parque Natural de los Alcornocales que lleva hasta el mar. Además, fue durante 250 años frontera entre el reino árabe y cristiano y hoy es frontera entre las provincias de Cádiz y Málaga.

El abandono y el olvido que sufre hoy en día contrasta con el centro logístico que fue en su momento. Estas circunstancias convirtieron a El Benajut y todo su entorno en una zona bastante poblada y con mucha vida.