Pineda rompe fronteras con la Concha de Plata

La Concha de Oro de la 57 edición del Festival de San Sebastián, que tuvo como destinataria a la película china de Lu Chuan City of Life and Death, se vio eclipsada por la ópera prima de Alvaro Pastor y Antonio Naharro Yo, también, cuyos dos protagonistas, Lola Dueñas y el joven con síndrome de Down Pablo Pineda, se alzaron con las Conchas de Plata a los mejores intérpretes.

No fue éste el único reconocimiento a nuestra cinematografía porque las tres historias españolas que concursaban en esta convocatoria salieron con galardón. Así, Javier Rebollo se alzó con la Concha de Plata al mejor director por La mujer sin piano, interpretada por Carmen Machi; y Los condenados, de Isaki Lacuesta, consiguió el Premio Fipresci de la crítica internacional. El palmarés que leyó el presidente del jurado, el cineasta galo Laurent Cantet, se completó con el Premio Especial del Jurado a la cinta francesa El refugio, de Francois Ozon; el Premio del Jurado al Mejor Guión para la historia australiana Blessed; y el de Mejor Fotografía, que también recayó en City of Life and Death, macroproducción que ha tenido problemas de distribución en China.

Aplausos, los más, y pitidos, los menos, sonaron y se escucharon entre los periodistas y críticos que asistieron al veredicto del jurado de Zinemaldia 2009, certamen del que salió de vacio uno de los títulos que mayor acogida han tenido: la argentina El secreto de tus ojos, la cuarta colaboración de Juan Jose Campanella con Ricardo Darín que acaba de llegar a nuestras salas y que opta por Argentina a los Oscar.

Con un caluroso abrazo y cava celebraron Lola Dueñas y Pablo Pineda su doble galardón. La actriz estaba feliz. «Compartir este premio con Pablo es lo más bonito que me ha pasado en la vida. Además, era el que más deseaba porque San Sebastián es mi festival favorito», dijo Dueñas. Para el primer Down diplomado en Magisterio y licenciado en Psicopedagogía ha sido «un salto de altura con tirabuzón» y espera «que se plantearan los fundamentos que han impregnado a día de hoy hasta dónde puede llegar un síndrome de Down».