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Suenan tambores de denuncias

Tras la aparición con vida del gaditano, surgen nuevos presuntos afectados y acreedores que quieren llevarlo a los tribunales

| CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Estafa, falsedad documental y apropiación indebida de capital. Son los delitos que supuestamente cometió Jenaro Jiménez Hernández antes de fingir su muerte y darse a la fuga.

Aunque los supuestos fraudes y las deudas no empezaron a salir a la luz, hasta que no se dio a conocer que Jenaro había desaparecido. Ya que muchos de sus supuestos acreedores no llegaron a creer del todo que este hombre multidisciplinar de los negocios -dedicado a la hostelería, los seguros o la inmobiliaria- se muriera en el mar. Pensaron lo peor (que había huido con su dinero) y, por una vez, acertaron.

Sin embargo, ahora que ha aparecido con vida el empresario, comienzan a surgir otros presuntos afectados por los negocios de Jenaro, que en su día fueron mejor pensantes o prudentes ante lo que podía ser un trágico accidente.

De este modo, según ha podido saber LA VOZ a través de abogados gaditanos, éstos están ya recibiendo nuevos casos de personas a los que -según ellos- Jenaro les debía dinero, y que tienen previsto en los próximos días (cuando pasen las vacaciones) presentar sus correspondientes denuncias ante los juzgados, engrosando así las diligencias de la investigación.

Según fuentes policiales, algunas de las estafas presuntamente cometidas están relacionadas con el mercado inmobiliario, al que se dedicaba entre otros negocios Jenaro Jiménez -también ejercía como corredor de seguros en la asesoría de su hermana-.

Sus contactos con abogados de Cádiz y graduados sociales le ayudaron a tejer una amplia red de clientes, a los que Jiménez supuestamente localizaba pisos y despachos, pidiendo por ello una señal para la reserva, según indicaron a este periódico algunos abogados.

En sus negocios le ayudó su carácter extrovertido y, como su círculo de amistades ha reconocido, su don de gentes, capaz de impresionar con invitaciones en los mejores restaurantes de la ciudad, donde tenía cuenta.

Hace dos años, sin embargo, como al resto del sector, la crisis y la burbuja inmobiliaria le estallaron. Y debieron de comenzar las deudas. Jenaro Jiménez, sin embargo, escogió la solución más inverosímil: fingir su muerte.

Así, este hombre de 42 años, mayor de cuatro hermanos en una familia de clase media alta de Cádiz, casado y con dos hijos, lo dejó todo y simuló su desaparición, haciendo creer practicaba submarinismo en Tarifa, mientras huía de España hacia Paraguay, donde ha vivido de incógnito 16 meses. Su familia lo espera ahora en su regreso, pero también la lista de deudas y estafas que se le imputan.