Ciudadanos mauritanos apoyaron a los acusados en el juicio en Cádiz. / N. REINA
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Amenazan a los españoles en Mauritania por el caso de la niña violada por su esposo

Líderes religiosos exigen que se libere al marido y a los padres en Puerto Real Exteriores tranquiliza a la comunidad nacional y manifiesta su malestar

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Primero pidieron «respeto» a sus «tradiciones». Y ahora, los familiares de la niña mauritana que fue obligada por sus padres a mantener relaciones con su marido (30 años mayor) han recurrido a las amenazas, para exigir que se revoque la sentencia de la Audiencia Provincial gaditana que condena a los padres y al esposo a la cárcel por un delito de violación.

Los hechos tuvieron lugar en Puerto Real hace dos años. Aunque se juzgaron el pasado mes de marzo. El caso despertó la indignación de la opinión pública tanto en España como en Mauritania, aunque con enfoques muy distintos. Y es que en el país africano la prensa contaminó la información, asegurando que la Justicia española condenaba el matrimonio forzado entre la menor y el marido (su primo), y no la violación.

Manifestación

«Si no se acaba con la injusticia cometida con nuestros parientes en España, no podremos impedir que mauritanos descontentos reaccionen con violencia contra la comunidad española en Nuakchot» (capital de Mauritania). Con estas amenazas veladas, Sidi Brahim Sidat, antiguo diplomático mauritano, volvió a encender las ascuas de la polémica el pasado domingo, en una sentada en la que participaron centenares de personas frente a la iglesia de Nuakchot.

Ante las exaltadas declaraciones, la embajada española en Mauritania se ha puesto en contacto con la colonia de españoles en el país «para tranquilizarles», porque «no se considera que haya situación de riesgo de violencia», informaron ayer desde el Ministerio de Exteriores.

Aún así, se les ha aconsejado también «que extremen el respeto a las tradiciones locales y al sentido común» para evitar enfrentamientos, y se han puesto en contacto con las autoridades locales «para manifestar el malestar por las declaraciones».

La familia española que acoge a la menor desde hace años, ya advirtió de su temor a represalias tras conocerse la condena. Aunque, por ahora, ni ellos ni la menor han recibido amenazas.

Durante la sentada en Nuakchot, se leyó también una fatua (edicto islámico) de un conocidos ulema mauritano, Cheij Mohamed El Hacen Uld Dedú, en la que se instó a los musulmanes a solidarizarse con el marido y los padres de la menor.

El esposo -El Moctar Ould Abderramane- se encuentra ya en prisión en la cárcel de Puerto III con una condena de 13 años y medio. Por su parte, el padre de la menor fue sentenciado a un año y medio de prisión por un delito de amenazas; y la madre, a 16 años, como coautora de la violación y por delitos de coacciones y amenazas. Ambos progenitores, sin embargo, gozan de libertad con cargos a la espera de que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre la sentencia, que fue recurrida tanto por la defensa como por la Fiscalía.

Durante el juicio ya se sucedieron las muestras de apoyo a los acusados por representantes del Gobierno mauritano, que apelaban al «respeto a las tradiciones de su país». El domingo, en la protesta, de nuevo se recurrió a este discurso, en un acto en el que hubo incluso militantes de asociaciones de derechos humanos.