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Villa comanda un paseo militar de España

Con su 'hat trick' ante la débil Azerbaiyán, el asturiano supera a Butragueño y Morientes y se sitúa como tercer máximo goleador en la historia de la selección

IGNACIO TYLKO (ENVIADO ESPECIAL A BAKÚ,AZERBAIYÁN) Actualizado: Guardar
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Para Villa no hay amistosos que valgan. Su apetito es voraz. Es un delantero insaciable. Marca con la derecha, con la zurda, de penalti, con lo que haga falta. Aprovecha balones sueltos, como en el que abrió la lata azerbaiyana, o se lo guisa y se lo come, como en el enorme disparo que acomodaba el triunfo. Después de su exhibición en Bakú, seguro que a Florentino Pérez le brillan los ojos sólo de pensar en él. Más grande, pero más caro. Impepinable. Su 'hat trick' ante el animoso rival caucásico le sitúan ya como tercer máximo artillero en la historia de la selección. Suma 28 en 44 partidos, ya por delante de Morientes y Butragueño, a uno de Hierro y todavía a 16 de Raúl, el '7' al que ya nadie añora.

El asturiano rompió un partido hasta entonces anodino, en el que España se atascaba sin Xavi y sin el añorado Iniesta. Sus tres dianas en el tramo final del primer período acabaron con la resistencia del abnegado grupo de Berti Vogts, el pequeño gran hombre alemán que con su experiencia pretende enriquecer a los ex soviéticos. Lo tiene crudo. Fue visto y no visto lo de Villa. Dejó boquiabiertos a todos, incluidos los casi 5.000 militares y policías encargados de velar por la seguridad. Un despliegue extraordinario para un partido de trámite, clásico en la preparación para un campeonato. Desde primera hora de la tarde, el viejo estadio y sus aledaños estaban tomados por convoyes del Ejército. Las escaleras, los vomitorios, el anillo de las pistas de atletismo y buena parte de la grada, vestían de caqui.

Pertrechados atrás y con una ilusión extrema ante los campeones de Europa, se las prometían muy felices los del Caspio hasta que el 'guaje' dijo basta y firmó su sentencia. Apenas habían sufrido un disparo al palo, también obra del ariete 'ché', e incluso gozaron de dos ocasiones pintiparadas para adelantarse.

Pero Iker se lució en un golpe franco durísimo y el lateral Yunislov erró un cabezazo franco. De esos que ante los grandes te cuestan un gol sí o sí. Un fallo mayúsculo en la forma de defender un balón parado. Por relajación, por mala colocación y porque se trataba de una defensa novedosa, sin Puyol, Ramos y el emergente Piqué. La necesidad de mejorar esos detalles seguro que es una de las conclusiones extraídas por Del Bosque. Pero el Barça también falla en esa faceta y es tricampeón y rey de Europa.

Alonso se sobra

También coligió Del Bosque que Xabi Alonso se sobra para jugar como único pivote. Al menos frente a adversarios de poco fuste. Cubre bien su zona, auxilia en defensa y sabe tocar en corto y en largo. Sobre todo, gustan sus cambios de juego. Pero le faltó conectar algo más con Fábregas, vértice de un rombo también de ensayo. Cesc se esfuerza, sube, baja y se mueve en busca el balón, pero con España no acaba de marcar diferencias. Se retiró con una brecha en la cabeza y el técnico probó entonces con Busquets de medio de cierre, el tolosarra algo más avanzado y Xavi, reservado de inicio, con libertad plena.

El amistoso dejó otra grata noticia. Confirmó que Cazorla está recuperado para la causa 'roja'. Le falta fondo, minutos, pero no desentonó durante más de una hora. El toque, el desparpajo y esa facilidad inmensa para trazar diagonales, no se pierden. Abrió huecos con esa forma de moverse tan característica pero le faltó disponer de un lateral con más recorrido que Arbeloa para aprovechar el espacio que dejaba. Ese hombre era Sergio Ramos, pero sólo salió en la segunda mitad. Pura precaución.

Con el desenlace ya conocido el carrusel de cambios y el adversario roto por su encomiable esfuerzo, la segunda parte derivó en un rondito español intrascendente. Riera, el recién entrado Güiza, muy aplaudido en un país amigo de los turcos, y Torres, completaron la goleada. Y no hubo más porque tampoco era cuestión de hacer más sangre. Para qué soliviantar a los soldados azeríes.