ANÁLISIS

Sin cambio de fondo

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

L os datos conocidos ayer sobre la evolución del paro y afiliación reflejan dos visiones distintas de una misma realidad en el ciclo recesivo que atravesamos. Tras los primeros se encuentra el desánimo de quienes desisten ya de registrarse en las oficinas de empleo porque no creen que vayan a encontrar ahí un puesto de trabajo, aunque lo básico de la caída en el paro registrada en mayo es que el desplome del mercado laboral ha comenzado a ralentizarse. Una desaceleración debida tanto a la finalización de edificios en construcción para su entrega -el recorte en los precios está haciendo aflorar una demanda solvente-, como a la mayor actividad en el sector agrícola. En cuanto al aumento en las afiliaciones a la Seguridad Social, no implica que se esté creando empleo nuevo, sino que es de oportunidad: así lo demuestra que los contratos indefinidos no lleguen al 9%, cuando el porcentaje histórico solía rondar el 30%. Esto indica un cambio en la estructura de comportamiento del mercado de trabajo, producto de la recesión: los trabajadores temporales se han convertido en una suerte de válvula de escape, por la cual han engrosado el incremento desaforado del paro de los últimos meses y ahora contribuyen a su recorte.

La evaluación del Gobierno de los nuevos datos ha basculado entre la prudencia del ministro de Trabajo, lo que alimenta paradójicamente el escepticismo sobre la capacidad de su departamento para controlar el deterioro del mercado laboral, y la confianza expresada por el ministro de Industria en que los «brotes verdes» apunten ya a la recuperación. Una expectativa que sorprende, porque está demostrado que la economía española no crea empleo si no crece por encima del 2,5%. Lo que se está frenando es la destrucción de puestos de trabajo, por lo que no cabe esperar que en los próximos meses se produzca un cambio de fondo en la situación, salvo en lo que se refiere a las contrataciones temporales; contrataciones que se están realizando, en virtud del plan de inversión municipal del Gobierno, antes en los ayuntamientos que en las oficinas de empleo. El problema no es tanto que crezca el paro como que no hay trabajo, lo que empuja a la moderación salarial que rechazan los sindicatos. Por eso es obligado reactivar el diálogo social para propiciar un reajuste pactado. Y por eso es necesario que el Gobierno mantenga hasta donde pueda las prestaciones sociales al desempleo y los subsidios.