SEGURIDAD. Un Policía impide que los motoristas hagan exhibiciones en la Nacional IV. / NURIA REINA
Ciudadanos

La fiesta de la Motorada estalla en las calles con miles de aficionados

La Policía intensifica el dispositivo de seguridad para evitar las carreras y las exhibiciones El segundo día del puente registró grandes atascos en los accesos a Jerez y El Puerto

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Tras una primera y tímida jornada de viernes, en que la Motorada resultó desangelada y deslucida (debido a la llegada escalonada de las motos, casi a cuentagotas), los moteros reivindicaron ayer su protagonismo en las calles de El Puerto y de Jerez.

El contraste con el día anterior era evidente, y las dos localidades más moteras de la provincia recuperaron en un sólo día el ambiente animado de los bares (con clientes enfundados en cuero), el ruido de los motores en la carretera..., pero también los atascos, las carreras ilegales y las exhibiciones.

La primera muestra de que la cosa cambiaba estaba en la actuación de la Policía. Sobre las cuatro y media de la tarde, las brigadas de antidisturbios de la Policía Nacional y los agentes de la Policía Local se vieron obligados a intervenir en la N-IV a su paso por Bahía Mar ante el colapso del tráfico que se estaba produciendo al convertirse el lugar en un circuito para los moteros más arriesgados que, a pesar de la presencia de los badenes, se atrevieron a realizar tanto caballitos como invertidos, quemando rueda sobre el asfalto.

Las aceras de la vía y la mediana se llenaron inmediatamente de personas ansiosas por ver las piruetas de los pilotos. La Policía cortó el tráfico en la zona desviando a las motos por las calles colindantes del complejo comercial y apartó a las personas de la mediana a través de la colocación de agentes, de forma pacífica, cada cinco metros.

Las medidas tuvieron un éxito inmediato, pues los coches pudieron volver a transitar con normalidad mientras que la movida se trasladaba a Bahía Mar. Se formó un pasillo de personas con un pequeño hueco para el paso de las motos, a las que le pedían que metieran puño. Las diferentes calles del recinto fueron aprovechadas para realizar las cabriolas que habían cortado las fuerzas de seguridad. Los agentes trataron de relajar el ambiente parando algunas motos para pedir la documentación e incluso llevándose aquellas que no tenían los papeles en regla.

Se produjeron pequeñas caídas protagonizadas por aquellos pilotos que no tenían mucho éxito a la hora de realizar su exhibición. Oleadas de humo movían a los cientos de jóvenes que se habían concentrado en el lugar y que buscaban las motos, que dejaban su huella en el asfalto.

Las retenciones que se produjeron por la cantidad de vehículos a partir de las seis de la tarde obligaron a la policía a volver a abrir el tráfico con normalidad, en un momento en el que resultaba casi imposible transitar por El Puerto.

Por la mañana no se produjeron grandes altercados, si bien no fue hasta el mediodía cuando las concentraciones de vehículos se intensificaron, sin llegar a colapsar la ciudad en un comienzo de jornada que estuvo protagonizado por el fuerte viento. Fue en el intervalo en el que duró el partido de fútbol que enfrentó al Real Madrid y al Barcelona el momento en el que más fluido fue el tráfico a lo largo de toda la jornada.

Tras el partido, volvió de nuevo el caos a la circulación, aunque en esta ocasión la policía ya tenía preparado el dispositivo en las zonas más conflictivas de la ciudad. De esta forma varias dotaciones de la Policía Nacional y Local se apostaron en la rotonda de salida del centro comercial de Bahía Mar, en el que había una gran aglomeración de personas que intentaban colarse en la mediana e invadir las vías. Pero los intentos eran frustrados por los agentes, que acudían rápidamente a aquellos puntos para evitar que se colapsara el tráfico. En las calles aledañas al complejo comercial continúo la fiesta con pequeñas exhibiciones de moteros, pero sin graves percances.

El otro punto de la ciudad conflictivo estuvo en la N-IV a su paso por la casa cuartel de la Guardia Civil. En esta ocasión al no haber posibilidad de parar para controlar el tráfico, el dispositivo de seguridad se centró en el paso constante de furgones de los antidisturbios con la intención de ralentizar el tráfico y evitar de esta forma las piruetas de los pilotos. Un fuerte control que evitó que la fiesta de la motorada colapsara la actividad de la ciudad.

Heridos leves

A las diez y media de la noche se produjo un accidente de tráfico entre dos motos que obligo a desviar el tráfico de la N-IV a la vía del Cuvillo. Al parecer se trató de una accidente imprudente de uno de los conductores de la moto que golpeó al otro por el lateral produciendo una fuerte caída sin heridos graves.