CONCENTRACIÓN. El ambiente de moteros fue mejorando a lo largo del día de ayer. / NURIA REINA
Ciudadanos

Los motores rugen de nuevo

La quema de neumáticos y las carreras de motos se repitieron ayer aunque en menor medida, gracias al fuerte control policial, especialmente entre Valdelagrana y Bahía Mar

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Flojo fue el comienzo de la primera jornada de la Motorada. De hecho, los motores no se dejaron sentir hasta pasadas las seis de la tarde cuando el tráfico comenzó a saturarse en las entradas de la ciudad. El ambiente fue poco a poco mejorando, especialmente en la Ribera del Marisco y en los diferentes puntos de la N-IV a su paso por la localidad.

Por eso, en esta carretera se produjo un mayor control policial, con una masiva presencia de las fuerzas de los antidisturbios de la Policía Nacional, que contuvieron a los moteros más «exhibicionistas». Y aunque mantuvieron el control, se dejaron ver caballitos, alguna exhibición y las quemas de neumáticos.

Algunos no se cortaban. Y a la altura de la Casa Cuartel de la Guardia Civil, desde las siete de la tarde, un numeroso grupo de personas se concentraba para ver como los moteros realizaba caballitos sobre una rueda. Locuras en mitad de la carretera, que eran rápidamente interrumpidas por los policías para que no interrumpieran el tráfico.

En el tramo de la N-IV entre Valdelagrana hasta el centro comercial de Bahía Mar, se dio la mayor presencia de agentes. Y es que también fue el lugar en el que mayor concentración de jóvenes existía.

Los severos controles policiales fueron reseñados por la mayoría de moteros que se acercaron a El Puerto, que lo veían como «excesivo» y pedían mayor «libertad». Así lo expuso Valentín Márquez, que asiste a la fiesta del Gran Premio desde hace 18 años y no recuerda «que se hubieran realizado tantos controles en ningún otro año». «Hay un agente en cada rotonda y en diferentes puntos como aquí en Bahía Mar o en el Decantlhon, es muy llamativo», señalaba este motero veterano.

La mañana y la tarde transcurrieron tranquilas y sin grandes incidentes, salvo los típicos enfrentamientos por leves choques, principalmente entre motos y automóviles que se solventaron sin mayores problemas. El centro de El Puerto permaneció cerrado al tráfico. Y eso evitó que hubiera complicaciones para los turistas que querían pasear a pie.

Distinto era el ambiente de la N-IV, de la que se adueñaron los motoristas conforme fue cayendo el sol. A las seis de la tarde los aparcamientos tenían el cartel de completo y resultaba casi imposible transitar en coche por este tramo de la ciudad.

Las fuerzas de seguridad tuvieron que intensificar su labor para evitar que la gran afluencia de motos y vehículos colapsaran totalmente el paso por la ciudad.

Al caer la tarde y comenzar la noche, los puntos de Valdelagrana y el centro comercial de Bahía Mar ya se encontraba lleno de jóvenes, que se atrevían incluso a realizar barbacoas a pie de carretera a la espera de ver pasar a los moteros.

Aunque en algunas concentraciones se sucedieron percances leves, como la rotura de alguna que otra señal de tráfico, la tranquilidad fue la tónica común durante la noche, cuando las ruedas de las motos ya dejaban sus huellas en el asfalto.

La normalidad permitió, incluso, que el dispositivo especial de seguridad previsto por la Subdelegación del Gobierno para la madrugada de ayer disminuyera en intensidad.