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El Arsenal ha arrollado al equipo español./ AP
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El Arsenal arrolla al Villlarreal

Walcott, Adebayor y Van Persie han firmado con goles la superioridad de los ingleses en Londres (3-0)

I. Tylko
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Lento, cansado, sin un pulmón como Senna y sin la alegría de Cazorla, el meritorio Villarreal fue un juguete en manos del Arsenal , que apenas necesitó esforzarse para hacer valer su enorme superioridad en el Emirates. Gobernó el partido con suficiencia, aceleró cuando y como quiso y jamás sufrió. Por ritmo, fútbol, rapidez, pegada, frescura y fe en sus posibilidades, los de Wenger tenían que ganar sí o sí a un rival que cumplió con creces al alcanzar los cuartos y que dejó la sensación de estar derrotado casi de antemano. En sus recientes derrotas ante Almería y Málaga, el 'submarino' ya dejó muestras de hundimiento por agotamiento.

Pensó Pellegrini que la mejor forma de vencer a los 'gunners' (cañoneros) era con superioridad numérica en el centro del campo. Maquinó el chileno que si estos dos equipos se caracterizan por tocar mucho y bien, podría ganar el que se impusiera en la zona de creación, en la fábrica. Pero ocurre que el fútbol se decide en las áreas. Y si no pisas la rival, mal asunto. El chileno prescindió de un punta e introdujo a cinco medios, ya que Mati ejerció más ahí que como delantero. Sabedor de que físicamente es inferior, el Villarreal trató de imponer su ritmo lento, por momentos casi cansino. Se trataba de aguantar y de que alguno de los imberbes futbolistas que nutren al Arsenal cometiera un pecado de juventud.

La teoría está muy bien, sobre la pizarra los planteamientos siempre salen, pero la realidad demostró que el Villarreal, ciertamente, salió mermado por las bajas y acomplejado. La magnitud del adversario, el escenario y el premio que había en juego, imponían más de la cuenta. Su juego fue intrascendente. Estuvo timorato, nervioso, incapaz de transitar hacia arriba y blandito atrás. Sólo así se explica que Walcott, tras un taconazo soberbio de Cesc, emergiera en el área para picar sobre Diego López. Un gol magnífico pero una acción fatal defendida. Por la banda de Capdevila, el joven extremo inglés hallaba un tesoro. Más que nada porque el fútbol también es velocidad y en diez metros el pequeño Theo le puede sacar tres al catalán.

A contracorriente

Con el 1-0 en contra en apenas diez minutos, tocaba atacar al menos para forzar la prórroga, no ya para ganar. Pero no había forma. Muchos pases, nula profundidad. En toda la primera parte, sólo un golpe franco cabeceado alto por Godín inquietó a Fabianski, el joven portero polaco que sustituía al lesionado Almunia. No hicieron mucho más los londineses, pero tampoco lo necesitaban.

Pudieron aumentar la renta en una falta lanzada por Van Persie, rechazada por Diego López y convertida luego en un lío. Adebayor no acertó a remachar y entre Pires y Gonzalo casi se la meten en propia meta. La salvaron sobre la raya. La falta de contundencia defensiva quedó patente también en un intento del central argentino de regatear casi en su área pequeña. Ni Beckenbauer se permitía semejantes lujos.

Salió con algo más de ímpetu el Villarreal en la segunda mitad pero fue más una sensacón que otra cosa. El Arsenal le dejó hacer hasta que decidió sentenciar y evitar alguna sorpresa desagradable.

Un pase de Van Persie, un control orientado extraordinario de Adebayor una definición sutil del marfileño. Tan fácil como se lo permitieron los amarillos. Salieron Ibagaza y Nihat pero no había forma. Un penalti riguroso, las protestas de Eguren, su expulsión, y la transformación del holandés, cerraron el partido. No hay excusa posible. Ganó el mejor.