JOVEN. Antonio Ortolá comenzó su carrera como empresario autónomo con tan sólo 22 años. / ROMÁN RÍOS
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Servicio 'todo en uno'

Una empresa en la que las aptitudes para la profesión valen tanto como el trabajo bien hecho

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En el éxito de una empresa juega un papel muy importante el esfuerzo que se ponga en conseguir que el proyecto funcione a pesar de las muchas dificultades con las que, sin duda, se encontrará el emprendedor. Otro aspecto que no es menos crucial es el de saber sacar partido de las aptitudes. Y no sólo de las del personal de la firma, sino también de las del empresario. Quien emprende una aventura con un negocio sobre el que tiene amplios conocimientos tiene una mayor probabilidad de salir airoso en el envite que quien se empeña en dirigir un barco sobre el que no sabe nada o bastante poco.

Antonio Orvaz es ingeniero técnico en informática de sistemas. El primer empleo que tuvo en este ámbito profesional fue con apenas 22 años. Durante diez meses fue profesor de cursos de Formación Profesional Ocupacional y de acciones formativas en materia informática para funcionarios de la Junta de Andalucía. Mientras desarrollaba esta labor, le sucedió lo que a todos los ingenieros informáticos: que todos sus conocidos le requerían para que les echara una mano con el ordenador personal.

Nueva línea

Lo que comenzó como favores personales se convirtió en una idea de negocio. «Se me daba bien y me planteé poner en marcha una empresa en la que pudiera hacer lo que ya hacía y ganarme la vida con ello», explica Antonio. Corría abril de 2003 cuando se dio de alta como autónomo en solitario. Seis años después cuenta con una plantilla de otras seis personas. El nombre de la compañía es Orvaz y presta servicios integrales de informática. Esto no es otra cosa que ser capaz de satisfacer todas las necesidades del cliente en cuanto a equipos, mantenimiento, diseño web y desarrollo de software a la carta.

Cuentan con una cartera de clientes habituales que superan el centenar con largueza. Hace unos meses ha estrenado nuevas instalaciones y, si no se producen contratiempos, «antes del verano adquiriremos un inmueble para abrir un nuevo local», adelanta Antonio. El objetivo es alcanzar los 200 clientes habituales antes de que acabe el año. Para ello ha puesto en marcha una nueva línea de negocio consistente en la implementación de aplicaciones informáticas; el cliente compra un software de gestión de todo tipo de recursos a las grandes compañías creativas y Orvaz se encarga de la instalación y posterior adaptación del programa a las necesidades del cliente y le presta servicios de mantenimiento de la aplicación.

jlopez@lavozdigital.es