Cándido Méndez llevará las riendas de UGT durante los próximos cuatro años. / J. R. LADRA
CÁNDIDO MÉNDEZ SECRETARIO GENERAL DE UGT EMPRESARIOS REELECCIÓN

«Temo presiones para que el Gobierno incumpla sus compromisos sociales»

«No comparto la resignación del ministro de Economía ante el agravamiento de la crisis»

| COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
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Cándido Méndez (Badajoz, 1952) llevará, de nuevo, las riendas de UGT durante los próximos cuatro años, tras ser reelegido por quinta vez consecutiva secretario general en el 40º congreso de la organización. Con un 93% de votos a su favor, el mayor respaldo recibido desde que en 1994 ocupó el sillón que dejara vacante Nicolás Redondo, ha de afrontar la situación más difícil que ha vivido. Por un lado, deberá conseguir pactar medidas que frenen el deterioro vertiginoso del mercado laboral con 3,6 millones de parados y, por otro, acallar a los sectores e instituciones económicas que no cesan de exigir reformas que conllevan el recorte de los derechos de los trabajadores.

-Señor Méndez y, ahora ¿qué?

-Espero que podamos recuperar el diálogo social. La UGT está en esta disposición, antes, durante y después del 40º congreso. Todos coincidimos en que el diálogo es una estrategia clave para afrontar la crisis, tanto en el ámbito tripartito (Gobierno, empresarios y sindicatos) como en el bipartito (empresarios y sindicatos).

-En esta ocasión el escenario es bastante distinto al de los anteriores mandatos.

-Es una situación muy excepcional con una pésima situación económica. Era muy importante que UGT reforzara su unidad interna, definiera y diera impulso a su capacidad de iniciativa y, en ese sentido, el congreso lo ha conseguido. La UGT sale muy preparada para defender, junto con CC OO, a los trabajadores. Salimos a la peor de las situaciones posibles pero con la mejor situación interna posible.

Diálogo social

-Usted habla del diálogo social, pero ¿cómo recuperarlo con una patronal que reclama insistentemente un nuevo contrato laboral y reducción de las cotizaciones sociales?

-El diálogo social no está roto. El Gobierno apuesta decididamente por él y la patronal en sus manifestaciones verbales también. Sería muy importante que CEOE abandonara el nido del águila de su programa máximo y pudiéramos descender al valle del entendimiento sobre cuestiones concretas. Sería una postura eficaz para luchar contra la crisis económica. Generaríamos confianza ante la inseguridad que vive la sociedad española. Mantengo las perspectivas de que avanzaremos en el diálogo social.

-¿Los derechos de los trabajadores están más seguros con Zapatero que con un gobierno del PP?

-Me remito a los hechos, que son los que dan o quitan la razón. En 2002 tuvimos que convocar una huelga general en un escenario de minicrisis, provocada por las empresas tecnológicas, porque aunque se crecía el 2,7% se recortaron los derechos de los trabajadores. Sin embargo, el presidente Zapatero afirma y se ha comprometido solemnemente, y yo tengo confianza en que va a ser así, a garantizar la protección por desempleo y no recortar derechos. Es más ha repetido que de la crisis no se sale debilitando el sistema social sino reforzando el modelo productivo. Hay una coincidencia entre lo que decimos los sindicatos y esa afirmación.

-¿Entonces los trabajadores pueden estar tranquilos?

-Temo que ahora el problema sea que aumenten las presiones desde diferentes ángulos para que el Gobierno incumpla sus compromisos sociales. Rodríguez Zapatero va a tener que acreditar mucha firmeza, mucha claridad en los mensajes y, además, tendrá que buscar una fórmula en el Parlamento que le permita afianzar las políticas de protección social, porque en las cámaras todavía no ha sido capaz de generar acuerdos estables. Ha llegado el momento de asentar la aritmética suficiente parlamentaria. Actuar en un escenario de geometría variable creo que va a ser cada vez más complicado e, incluso, imposible a la vuelta de unos meses.

-¿Cómo va a dar UGT al presidente del Gobierno ese cariño que pidió en la inauguración del congreso?

-Es un tema que pertenece más a una expresión emocional que a una reclamación política. Nosotros a quienes tenemos que dar cariño y apoyo total es a la clase trabajadora y sobre todo a los que están en peor situación. Con el Gobierno se trata de tener unas relaciones fluidas como las que tenemos y tener tranquilidad de que no van a ir los derroteros por los recortes sociales. Este es el esquema del juego por el que nos entendemos todos.

Alternativas

-¿Es necesaria una remodelación del Gobierno?

-Eso es una competencia del presidente Zapatero y no lo digo para escabullirme de la pregunta. Pero sí tenemos toda la legitimidad para decir que el Gobierno necesita más impulso político y definir mejor sus mensajes.

-¿Puede explicarse?

-A mi juicio, con la inestabilidad parlamentaria existente, el Gobierno no puede permanecer en una especie de resignación. Para algo tendrá que servir ser un país saneado en términos de deuda y tener una banca solvente. En este sentido, no comparto la resignación del ministro de Economía ante el posible agravamiento de la crisis y ante la expresión del Banco de España de que el panorama que se avecina es «más oscuro que la boca de un lobo». La postura de Solbes viene a decir que no se puede hacer nada. Si al final de lo que se trata es de poner el dedo para señalar una línea que diga hasta aquí llegó la riada, la política falla porque tiene que plantear alternativas.

-¿Enfoca este mandato con sentido de despedida o no baraja esa posibilidad?

-Acabo de empezar un mandato. Mi horizonte está en garantizar la mejor defensa de los intereses de los trabajadores y garantizar en el ámbito de mi sindicato que las cosas vayan bien, que la comisión ejecutiva funcione y en esto tengo que poner todo mi empeño. No tengo por qué dedicar esfuerzos a mirar a cuatro años vista.