EUFORIA. Los 'leones' quieren la Copa, 25 años después. / AP
COPA DEL REY

La Federación se niega a que la final se juegue en el Bernabéu

Será en Mestalla, desoyendo las quejas del Athletic por la falta de aforo «Salvo causas de fuerza mayor no habrá cambio de sede», aseguran

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Salvo que se produjera «un hecho especialísimo, en ningún caso relacionado con el aforo del estadio», la final de la Copa del Rey que enfrentará al Athletic de Bilbao y al Barcelona se disputará con toda seguridad en Mestalla, el próximo 13 de mayo a las 22.00 horas. Así lo garantizaron ayer fuentes de la Federación Española de Fútbol, tras conocer que el club vasco estudia pedir un cambio de escenario y que los azulgrana tampoco se opondrían a luchar por el título en el Santiago Bernabéu. La FEF recuerda que la designación de Mestalla se produjo por acuerdo unánime de su junta directiva, el pasado 23 de diciembre, antes de disputarse los octavos de final.

Para su elección se tuvo en cuenta la celebración este año del 90 aniversario del Valencia, así como el centenario de la Federación de la Comunidad Valenciana. «El escenario ya está decidido con el visto bueno de todo el fútbol español y no se moverá salvo causas de fuerza mayor, no porque entre más o menos gente en el estadio», agregaron las mismas fuentes del organismo que preside Ángel Villar. La directiva del club bilbaíno solicitará que el Bernabéu albergue una final clásica, de las de antes. Según los primeros cálculos del Athletic, si el choque contra el Barcelona se desarrolla en Mestalla sólo podrían repartir unas 18.000 localidades, claramente insuficientes para su masa social, como se pudo comprobar el miércoles en San Mamés. A Chamartín, en cambio, podrían asistir al menos 25.000 hinchas desde Vizcaya.

En el Barça permanecen a la expectativa. Tanto la plantilla como la directiva verían encantados la posibilidad de levantar el trofeo en el feudo del archirrival.

Deuda con el 'fair play'

La alegría por lograr el objetivo fue tal que, durante toda la noche, Bilbao se convirtió en una algarabía, con miles de personas ocupando el centro de la ciudad y evocando aquella polémica final de 1984. Un cuarto de siglo después, en efecto, el fútbol brinda una oportunidad extraordinaria a leones y culés para saldar una deuda histórica con el fair play. Al margen del título obtenido por los rojiblancos merced a un gol de su delantero Endika que valió un doblete, la final pasó a la historia por la batalla campal que se produjo al término del choque. Uno de los finales más bochornosos que se recuerda.

Clemente contra Menotti, dos enemigos irreconciliables, y Goikoetxea frente a Maradona, al que el central vasco había lesionado de gravedad al inicio de aquella temporada. Acabada la contienda deportiva, el rojiblanco Sola saltó al campo para celebrar el triunfo y se cruzó en el camino del Pelusa, que le propinó un rodillazo. Se desencadenó una pelea barriobajera. Fue el triste epílogo al paso de Maradona por El Barça.

Mientras Dani recibía el trofeo de manos del Rey, los jugadores seguían enzarzados a golpes. Jugadores y fotógrafos en camilla, 70 espectadores heridos por cortes y magulladuras, cuatro detenidos y una inquina entre ambos clubes que sólo desapareció con el discurrir de los años.

Los reyes de copas -24 títulos posee el Barça y 23 el Athletic- disputarán su sexta final, con un balance de tres triunfos para los catalanes y dos para los vascos. Los catalanes han permanecido 11 años ausentes, desde que ganaron precisamente al Mallorca en territorio ché. Los vizcaínos revalidan su condición 24 años después de caer 2-1 ante el Atlético de Aragonés y Hugo Sánchez.