ASALTANTES. Esperaron en el jardín de la vivienda. / J. F.
Ciudadanos

Amenazan con hachas a una familia de Jerez y les roban el dinero y las joyas

Los tres asaltantes encapuchados asaltaron un chalé más de media hora Retuvieron durante todo ese tiempo al matrimonio y a sus dos hijos

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Javier Mota y su familia guardarán para siempre en la memoria lo que les sucedió el jueves por la noche. Fueron los peores treinta minutos de sus vidas, media hora en la que llegaron a temer por su integridad. Vivieron una pesadilla que nunca creyeron que les pudiese pasar a ellos y que ha provocado que ahora se sientan prisioneros del pánico, del miedo a que les vuelva a suceder lo mismo, porque, según afirman, ya no se sienten seguros. Ni tan siquiera en su propia casa.

La pesadilla comenzó sobre las nueve y media de la noche, aproximadamente, cuando Javier Mota regresó de hacer deporte. Cuenta que estuvo algo más de una hora fuera de casa y que todo sucedió «muy deprisa». Como suele hacer habitualmente este veterinario de La Cartuja de Jerez, cerró la cancela del chalé que tiene en Montealto y se vio sorprendido cuando se disponía a entrar en el hogar. Un grupo de encapuchados se le echó encima y, a base de empujones y amenazas, le metieron en su propia casa.

«Está claro que me estaban esperando en el jardín, y fuera, en la calle, debía de haber alguien que les avisó del momento en que yo iba a entrar», recordaba ayer aún visiblemente angustiado. «No sé, me sentí como si estuviese soñando; tuve al principio la sensación de que eran unos amigos que me estaban gastando una broma, o algo así», añadía.

Pero lo peor estaba aún por llegar. Eran tres los asaltantes, iban encapuchados y portaban hachas y destornilladores, asegura Mota. En apenas unos segundos se hicieron también con su esposa y sus dos hijos, de 15 y 11 años de edad. Los amenazaron y los tumbaron en el suelo, «junto a la escalera de la casa».

Parece que tenían muy claro lo que iban buscando y comenzaron a preguntar gritando por la caja fuerte. Javier Mota reconoce que no opuso resistencia y que enseguida accedió a mostrarles dónde se encontraba. «Lo único que quería era que la pesadilla acabase cuando antes y que dejasen en paz a mi mujer y a mis hijos», apuntaba ayer con un tono que evidenciaba la rabia que aún tenía.

El jerezano subió con uno de los asaltantes a la primera planta de la casa y se dirigieron a la caja fuerte. La abrió y le entregó todo lo que había: dinero y joyas. Aunque la víctima no ha querido especificar la cantidad, fuentes vinculadas a la investigación apuntaban ayer que el botín pudo ascender a unos 7.000 euros.

Pero, por lo visto, los delincuentes no se conformaban con lo conseguido y empezaron a preguntar insistentemente, sin abandonar en ningún momento el tono amenazante, por otras cajas fuertes. «Más, ¿dónde hay más?», repetían una y otra vez. Mota les juraba que no había ninguna otra en toda la vivienda. Y debieron creerle finalmente, porque no tardaron en marcharse a toda prisa.

Todo sucedió en apenas media hora, entre las nueve y media y las diez de la noche. El jerezano está convencido de que tenían «muy estudiado» lo que iban a hacer y cómo lo iban a llevar a cabo. «Me tuvieron que estar investigando y vigilando durante un tiempo para conocer mis movimientos antes de actuar», asegura. «La prueba es que había tres esperándome en al jardín para cogerme y así entrar en la vivienda, y eso no fue por casualidad; sabían muy bien lo que hacían», añade. Reconoce que, tanto él como su mujer e hijos, están asustados. De hecho, la noche del propio jueves no durmieron en su casa; no podían. «Estamos acojonados ahora, así que nos fuimos con un familiar», explica.

Lo único que quiere ahora es tratar de olvidar lo antes posible y, sobre todo, que su experiencia sirva de prueba de que «no estamos seguros, que hay un grupo robando en todo Jerez y que están muy bien organizados; son violentos y el jueves nos pasó a nosotros pero mañana le puede pasar a cualquier otro».

wjamison@lavozdigital.es