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Cuando los padres no ayudan

Las prestaciones, al igual que la libertad vigilada o el arresto domiciliario son medidas que dejan gran parte de su éxito en manos de los progenitores del adolescente infractor. Si el entorno falla, el sistema poco puede hacer. A priori, los adultos no deben poner obstáculos en la reeducación de sus hijos, pero se dan casos que indican todo lo contrario. De ahí que «a veces optes por el ingreso en un centro porque sabes que es la única posibilidad que tiene el menor de encauzar su actitud», explica el magistrado.

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El desarrollo de las nuevas tecnologías y el uso extendido de redes de comunicación como internet ha traído consigo nuevas realidades delictivas como el tráfico de pornografía de contenido pedófilo. Este delito que actualmente está en pleno auge también ha llegado al colectivo de los más jóvenes. El juzgado de Menores de Cádiz han enjuiciado aún pocos casos, «unos tres o cuatro». Salvo uno de ellos que se archivó porque el infractor presentaba un retraso mental, el resto se ha resuelto con medidas de libertad vigilada y talleres de educación sexual a través del Centro Tartessos de la capital. Pero hubo un caso que llamó la atención, los padres no le dieron importancia al hecho de que su hijo consumiera pornografía infantil: «Lo consideraron una chiquillada. Ante eso, resulta difícil hacer ver a ese joven que ha cometido un delito».