Masas tras Él

Catalogada como ópera rock, esta historia sobre Jesús, nos narra los siete últimos días de su vida en Jerusalén. La traición de Judas, la última cena, el amor de María Magdalena y la crucifixión, son algunos de los pasajes de la obra que nos plantea cierta actitud irreverente de un protagonista oprimido. Juventud, rebeldía, optimismo y esperanza son algunos de los elementos destacables de esta magnífica obra del compositor británico.

La propuesta de Stage Entertainment es apabullante en cuanto a medios técnicos: luces, música en vivo, una escenografía versátil y cambios de escena bien cronometrados; en general efectos de buena factura. Pero curiosamente y pese a todo este despliegue de medios, la resolución escénica es fría en su ejecución. Salvo algunas desgarradoras voces al finalizar dos o tres cuadros, el montaje en general carece de fuerza. Pero esta particularidad no parece una carencia del montaje, sino una intencionada apuesta, pues además la iluminación,-casi sin luz frontal-, y el permanente uso de la niebla artificial le dotan de cierta oscuridad que a veces es cansina y que deja en escena algunos cuadros, que aunque impresionantes, no son imprescindibles sino todo lo contrario.

En su totalidad es un montaje comedido y no logra comunicar la pasión del protagonista ni sus conflictos pese a que la interpretación de Gerónimo Rauch es lo más destacado del elenco. Su presencia y ejecución en el papel de Jesús es acertada no en cuanto a la comprensión del personaje, sino a la buena calidad de posibilidades y coloraturas dramáticas de su voz. Las notas del personaje de Jesús están dotadas de variedad, de fuerza, de velocidad e intensidad, a lo que Rauch se adapta muy bien consiguiendo dar cierto ritmo a lo monótono de la obra.

Quizás lo más llamativo de este musical en Cádiz, es la enorme expectación que ha provocado y la excelente respuesta que parece registrará la taquilla del Gran Teatro Falla. Jesucristo Superstar permanecerá en cartel hasta este domingo.