CORDIALIDAD. José Luis Rodríguez Zapatero charla con el presidente del Congreso, José Bono, antes de la ceremonia del aniversario de la Constitución. / AFP
ESPAÑA

Zapatero dice ahora que reformar la Constitución «no es imprescindible»

Todos los partidos políticos están convencidos de que en esta legislatura tampoco se acometerá la modificación de la Carta Magna

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

José Luis Rodríguez Zapatero ya no considera prioritaria la reforma constitucional. El presidente del Gobierno prometió impulsar de nuevo la modificación de la Constitución que fracasó en su primera legislatura, pero todo puede acabar en papel mojado. En unas breves declaraciones durante el homenaje a la Carta Magna en el Congreso alegó que la revisión del texto aprobado en 1978 no es «imprescindible».

«Podríamos mejorarla, pero tal y como está ahora es útil para que el país progrese y para que la convivencia se fortalezca», subrayó el presidente. Ninguna fuerza política cree ya que la modificación vaya a acometerse esta legislatura.

El 6 de mayo, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega dijo en el Congreso que el Ejecutivo quería discutir con la oposición, en especial con el PP, un 'lifting' constitucional limitado a dos puntos: la igualdad de sexos en la sucesión a la Corona y la reestructuración del papel del Senado. Otros cambios defendidos en la pasada legislatura pasaron a ser opcionales. Hacía año y medio que la posibilidad de retocar la Carta Magna se había paralizado y aplazado, tras comprobar Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, durante una entrevista celebrada en La Moncloa en plena pelea política por el diálogo con ETA, que no podían llegar a un acuerdo. El presidente de Gobierno convino ayer en que «la reforma necesita un clima de acuerdo» y subrayó que si no existe de antemano no va proponer «ninguna iniciativa».

«Podríamos mejorarla, pero no es imprescindible», concluyó Rodríguez Zapatero, porque la Constitución tal y como está ha permitido los que «han sido probablemente los mejores años de la historia de España». En el mismo foro, Rajoy tampoco se mostró mucho más entusiasta y se limitó a admitir que alguna reforma «habrá que hacer», pero sobre todo ensalzó su contenido.

Con este clima, todas las fuerzas dan por descontado que la Constitución celebrará varios cumpleaños más en su actual redacción y que su posible reforma será de nuevo materia de debate durante la campaña electoral de 2012.

Portavoces de PSOE, PP, CiU y PNV coinciden en que la propuesta de reforma constitucional que recuperó el Gobierno en mayo, sólo dos meses después de ganar las elecciones generales, está otra vez en dique seco. En estos siete meses no ha habido contactos entre los partidos, nadie se ha sentado a discutir propuesta alguna, y no se espera que el tema vuelva a salir del cajón al menos antes de 2010, cuando las previsiones menos pesimistas estiman que España puede comenzar a salir de la recesión económica. La dureza de la crisis ha convertido en únicas prioridades políticas de Gobierno y oposición la lucha contra la recesión y el paro.

«Todo está parado porque el Gobierno está dedicado en exclusiva a sacar paquetitos de medidas anticrisis nuevos y deslavazados cada semana», dicen con ironía los populares. «Lo cierto es que es un problema saber con quién hablar de esto en el PP porque, ¿quién garantiza que Mariano Rajoy estará ahí en 2010?», replican con sorna desde el PSOE.

Tiempo de consultas

Sólo una semana después del anuncio de De la Vega, el presidente del Gobierno dejó en manos de los propios senadores el acuerdo sobre el futuro diseño del Senado. Unos días después, Javier Rojo, presidente de la Cámara, reunió a los portavoces de PSOE y PP y les ofreció la posibilidad de crear una ponencia para abordar la reforma. Ambos pidieron tiempo para consultar con sus partidos y todavía no han dado una respuesta.

Los socialistas reconocen que es muy difícil rediseñar el Senado, aunque no imposible, y entienden que para la declaración de igualdad de los sexos en la línea de sucesión hay ya un acuerdo tácito con el PP. Pero de cara a una posible entente estorba que el partido de Rajoy no parezca dispuesto a pactar estos cambios sin limitar el desarrollo del sistema autonómico. El PP quiere que la Constitución fije las competencias estatales que no pueden ser delegadas; garantice el uso del castellano en todo el territorio; suprima la disposición transitoria cuarta que permite la integración de Euskadi y Navarra, y aumente la mayoría para aprobar reformas estatutarias o de las leyes del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional.

PSOE y PP sólo tienen un punto de acuerdo: sería bueno avanzar en el diseño de los cambios a realizar para que, tras las próximas elecciones generales, el proyecto estuviese en disposición de ponerse en marcha.