ESPAÑA

«En 1978 había que olvidar, ahora hay que recuperar la memoria histórica»

-En pleno debate de la memoria histórica, ¿el pacto de silencio de los constituyentes fue para siempre?

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-En absoluto. Entonces había que olvidar, porque como decía Paul Valery, a veces el olvido es más necesario que la memoria. En aquel momento había que cerrar un acuerdo y no se podían introducir elementos que lo hicieran imposible. Pero treinta años después, con una democracia consolidada, hay que recuperar la memoria. Que el cardenal Rouco Varela diga ahora que hay que olvidar, cuando él impulsa convertir en santos o beatos a monjas y a curas víctimas de la guerra, es un signo de hipocresía. Olvido para ustedes, memoria para nosotros. Es un derecho tan indubitado que las personas tengan ayudas para desenterrar a sus familiares perdidos que no se puede entender que haya gente que se oponga. Es también necesario que se puedan anular las condenas que se produjeron con medios ilegales a través de tribunales militares ilegales, o de leyes que se aplicaron con efectos retroactivos. Pero no se puede perseguir penalmente.

-¿El juez Garzón se equivocó con su empeño de juzgar el franquismo?

-La vía penal no se puede seguir porque si hay asesinos, que los hay, están todos muertos.

-¿El Gobierno y Garzón han creado más problemas que los que han pretendido resolver?

-Garzón no debía haber actuado porque no podía seguir. Y creo que el Gobierno ha hecho poco, hay que seguir ese camino. Lo que no puede hacer es pararse y decir: 'yo lanzo esto pero ya no me ocupo de la ejecución'. No, es usted quien tiene que ocuparse de ello.

-A lo largo de estos años se ha apelado mucho al espíritu de la Transición. ¿Cómo lo definiría?

-Como amistad cívica, rechazo de la dialéctica amigo-enemigo y rechazo de la existencia de enemigos sustanciales. Los adversarios son coyunturales en la vida política democrática.

-¿Lo echa en falta?

-Lo eché en falta en mi etapa de alto comisionado. Ahora han cambiado un poquito las cosas, aunque todavía hay energúmenos como Aznar, que se pasean por ahí con la bilis y el rencor. Creo que hay que acabar con ello.