DE GRUPO. Alumnos del centro de San Fernando, en el patio de las instalaciones. / ÓSCAR CHAMORRO
Ciudadanos

Palos en las ruedas del esfuerzo

Los alumnos del CRMF de San Fernando reivindican la reducción de barreras arquitectónicas

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Un coche frente a la rampa de un paso de peatones, la tarjeta de minusválidos falsificada, recortes en las empresas por el 2% de puestos reservados a discapacitados, son trabas que la sociedad pone a los que están condenados a vivir en una silla de ruedas. Los alumnos del Centro de Recuperación de Minusválidos Físicos (CRMF) de San Fernando conviven a diario con estos obstáculos cuando salen a la calle. Los enseñan a sortearlos y hasta a tener paciencia, pero en ocasiones se ven sobrepasados.

Nino Lláñez tiene 22 años y es estudiante de Relaciones Laborales en la Facultad de Cádiz. Se quedó en silla de ruedas tras un accidente de moto que la mente le ha borrado de la memoria. De aquello hace año y medio, el tiempo que le ha llevado aprender a ser casi autónomo y rodar sin problemas. Termina sus estudios este año y se plantea prepararse unas oposiciones. «En mi situación es el plan más seguro porque tal como está el mercado de trabajo es muy difícil conservar un empleo en nuestra situación».

Rampas inadecuadas

Para Nino lo más complicado son las rampas elevadas, las que habilitan los establecimientos para salir del paso y a las que no hay manera de subir con la silla. «Debería controlar más este tipo de cosas», considera. Casi de la misma edad es Tomás Perea, que nació en Pozo-Alcón, casi en el corazón de la Sierra de Cazorla, donde las campañas de eliminación de barreras arquitectónicas no hacen efecto. A la silla lo llevó un accidente de coche del que quedó tetrapléjico hace poco más de un año. Pero Tomás aprende rápido y cada vez adquiere más fuerza en las manos.

Ahora estudia el Bachillerato tecnológico en San Fernando y quiere estudiar una carrera, tal vez una ingeniería. «El trabajo con estudios superiores es más fácil», asegura y para ello se está preparando. Tomás se supera por momentos, en el centro ya le quedan pocos obstáculos por salvar y también se empieza a hacer con la ciudad. Lo difícil es volver a casa. «Apenas salgo porque en mi pueblo sólo hay aceras estrechas y escalones altos, necesito de los demás para subirlos». En esto sí quiere dar un toque a las admnistraciones para exigir que las medidas lleguen a todos. «Las ciudades están bien organizadas, pero en los municipios pequeños no se ha avanzado nada».

Milloud Hellal, tiene 26 años y también es tetrapéjico. Por la casualidad o la mala suerte una caída desde un segundo piso le dejó en la silla hace cuatro años. La mitad de la familia de Milloud está en Argelia y la otra mitad en Francia. Él ha decidido quedarse en el medio. Lleva dos años en el centro de San Fernando y estudia Empresariales por la UNED, para lo que cuenta con profesores de apoyo. Además del idioma, Milloud ha tenido que aprender a comer solo y vestirse. «Al principio cuesta, piensas que volver a llevarte la cuchara a la boca es casi como que te toque la lotería, pero cuando lo consigues la satisfacción es muy grande».

El 33% de los alumnos del centro llegan a conseguir un contrato. Ese dato significa que 39 jóvenes de más casi cien tienen un empleo fijo. Aún así, la situación es insuficiente. La directora del CRMF, Concha Mayoral, aprovecha la celebración del Día Internacional de los Discapacitados para motivar a las pequeñas empresas a acercarse a este colectivo. «El desconocimiento es el principal escollo». Una buena oportunidad para este encuentro es la jornada de puertas abiertas que celebra hoy el centro con todos los alumnos, con los que se podrán compartir actividades.

Gloria Pascual es otra de las alumnas. Tiene 26 años y realiza un módulo sobre agencias de viaje. A Gloria le diagnosticaron a los seis años una Ataxia de Friedreich, una enfermedad degenerativa que poco a poco hace mella. Aún así, optimismo es lo que le sobra a esta sevillana, que suele volver volver a su ciudad en el tren. «Este transporte está muy bien, lo cojo mucho, pero los autobuses interurbanos son otra cosa». Como sus compañeros lamenta la falta de concienciación de los demás, que interfiere en su adaptación.

emartos@lavozdigital.es