Hillary, entre Obama y Jones / AP
RELEVO EN LA CASA BLANCA

Amistades peligrosas

Sectores demócratas expresan dudas sobre la decisión del presidente electo de contar con la que fue su encarnizada rival

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Seria, firme. Allí estaba Hillary Clinton, cuadrada ante el hombre cuya credibilidad intentó destruir a lo largo de cinco meses de lucha descarnada durante las primarias. Barack Obama ha decidido repetir el modelo de su admirado Abraham Lincoln y tener a sus enemigos incluso más cerca que a sus amigos. La estratategia ha desatado escepticismo a su alrededor. Protegido por el anonimato, un colaborador del matrimonio más polémico que haya pasado por la Casa Blanca dijo a la CNN: «Si Obama cree que puede controlar a los Clinton, es que se ha fumado algo».

A Lincoln se le consideró un genio político por sumar a sus rivales a su equipo en tiempos de guerra, pero una revisión posterior culpa a esas amistades peligrosas de casi destruirle. «Los viejos amigos a los que pasó por alto para esos puestos se quedaron resentidos. Sus rivales en el poder demostraron ser injustos con sus subordinados y, si bien algunos fueron capaces, otros resultaron simplemente desastrosos», escribió Matthew Pinsker en Los Angeles Times. «El modelo de Lincoln debería ser visto como una moraleja de la que aprender en vez de como un manual de liderazgo».

Obama no lo ve así. Cree que la fama de la ex primera dama, que conoce personalmente a muchos jefes de estado, es un activo a explotar en su Gabinete. «El nombramiento de Hillary es una señal para amigos y enemigos de la seriedad de mi compromiso de renovar la diplomacia y restaurar nuestras alianzas», declaró ayer. Desestimó las referencias a los duros ataques de su rival en las primarias calificándolos como un juego más con el que la prensa «se divierte», pero insistió en que ambos comparten las ideas centrales.

«He montado este gabinete porque creo firmemente en las fuertes personalidades y las opiniones fuertes», contó. «Así es como se toman las mejores decisiones. Uno de los peligros de estar en la Casa Blanca es que te envuelvas de un grupo de pensamiento en el que todo el mundo está de acuerdo con todo y no hay discusión ni opiniones diferentes, así que voy a seguir dando la bienvenido a un debate vigoroso dentro de la Casa Blanca. Pero entiende que como presidente yo decidiré las políticas».

Con Clinton en el estrado, Obama no podía ser el único en hablar. La senadora por Nueva York dijo había sido una decisión «difícil» y prometió embarcarse en «una vigorosa diplomacia» con todos los instrumentos a su alcance «para construir un futuro con más socios y menos adversarios, más oportunidades y menos peligros para los que buscan la libertad, la paz y la prosperidad». Su primer desafío, los atentado de Bombay y el terrorismo global. «EE UU no puede resolver esta crisis sin el mundo, ni el mundo sin EE UU», advirtió.