El FIT pierde su punto de encuentro: primer año sin Tiempo Libre

Era el otro escenario. Sin focos, tablas, telón, espectadores, nervios ni aplausos, aunque alguna vez surgieran, espontáneos, cantos, bailes, interpretaciones e ideas creativas. El Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz pierde, por primera vez durante la edición que comienza esta noche, su tradicional punto de encuentro. Tendrá que sobrevivir al cierre indefinido de la Residencia Tiempo Libre. Algunas deficiencias del edificio y las inciertas circunstancias administrativas que rodean su clausura dejarán inutilizado el enorme edificio del Paseo Marítimo de Cádiz, al menos, hasta 2011. Cerró sus puertas la pasada primavera y no hay fecha cierta de reapertura.

El FIT pierde así un enclave fundamental en el que actores de todos los puntos de España y de la mayoría de países de América han compartido café, copas, convivencia, estancia, prólogos y epílogos asociados a su participación en el certamen gaditano.

Los vetustos y modestos salones de Tiempo Libre (con su cafetería como protagonista estelar) han vivido durante las últimas dos décadas el nacimiento de amistades y colaboraciones que han dado un valor añadido a la muestra teatral y han mantenido viva su esencia primera: la de servir de puente a los actores y autores de las artes escénicas de las dos orillas del Atlántico.

Sus instalaciones también servían, de manera anual, para acoger foros, presentaciones formales y entregas de premios.

A La Isla de León

La organización del FIT ha trasladado todas sus dependencias al complejo hotelero de Bahía Sur, en San Fernando, 15 kilómetros más lejos del Falla y, ojalá, igual de cerca de América o de cualquier comunidad autónoma española. Tanto la oficina técnica, como la de comunicación tendrán su sede en el complejo isleño. El pasado domingo comenzó la instalación de los pequeños departamentos que hoy deben estar a punto para comenzar a funcionar. Las mismas fuentes aseguran que también se ha preparado una cafetería que sirva de lugar de tertulia y encuentro para todos los participantes.

Falta saber si el espíritu de camaradería, intercambio y conexión artística (sazonado con juergas de vez en cuando) sobrevivirá a la pequeña mudanza. Será mejor que tanto ambiente teatral se acostumbre pronto a su nueva casa porque la anterior, la clausurada, no estará disponible en muchos años. Esa convivencia es mucho menos anecdótica de lo que pudiera parecer.

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