A golpe de pólvora

Un combate fratricida doscientos años después. Fraticida porque todos, españoles y franceses, eran ahora paisanos, hermanos de La Isla. Una gran multitud de isleños se acercó hasta el parque del Barrero para observar la recreación histórica de la Guardia Salinera Isleña y la Asociación Napoleónica Española. Uniformados y con la artillería en mano, ambos ejércitos desfilaron a lo largo del perímetro reservado para representar las dos grandes batallas que dieron el triunfo a los ciudadanos de la Isla de León. Por un lado el combate del Portazgo, que tuvo lugar en el Puente Zuazo en 1810. El segundo, el intento de invasión napoleónica en 1811 con la batalla de La Barrosa.

Las armas de avancarga no cesaron de rugir durante toda la recreación con mosquetes y piezas de artillería que consumieron un total de 20 kilos de pólvora entre las dos representaciones. La fortificación acogió a más de 200 voluntarios de diferentes grupos pertenecientes a la Asociación Napoleónica Española. Cien recreadores de la Albuera, 60 de Bailén, 20 de Málaga, y otros 60 de San Fernando protagonizaron la batalla.

El ejército de Extremadura, con el Duque de Alburquerque al mando, fue el primero en entrar al Campo de la Constitución. El calendario, pese a estar recién terminado el verano, marca el 7 de febrero de 1810. El Mariscal Víctor Claude estaba a la cabeza del ejercito francés. Fue el alcalde actual, Manuel María de Bernardo, el encargado de pronunciar las palabras que negaban la rendición de los isleños «No reconoceremos otro rey que no sea Su Majestad Don Fernando VII». Así comenzaba el combate con el éxito de la defensa en la artillería establecida en el Puente, por lo que las tropas francesas tuvieron que retirarse a los pinares de Puerto Real y Chiclana.

Mientras el público aplaude la victoria española desde el repleto Parque del Barrero, e incluso desde las ventanas de los edificios colindantes, comienza la siguiente batalla. Es el 5 de marzo de 1811, tras los combates de la Barca de Sancti Petri y de Torre Bermeja, en el Cerro del Puerco las tropas francesas se retiran y los aliados se repliegan a la Isla de León. Los aplausos cubren el silencio.