DEPENDENCIA. Los familiares tienen que esperar meses para conseguir una plaza en una residencia. / JUAN CARLOS CORCHADO
Ciudadanos

La provincia sólo dispone de una plaza de residencia por cada nueve enfermos de Alzheimer

Auguste fue el primer paciente diagnosticado de Alzheimer de la historia. Cuando el enfermo llegó a la consulta del neurólogo alemán descubridor de la patología apenas podía recordar otra cosa que su nombre. Poco después el doctor Alois Alzheimer supo que su paciente se apellidaba Deter y que con él había conseguido catalogar un tipo de demencia senil que separaba al loco del enfermo. Un siglo después las cosas siguen casi como entonces. Poco se ha avanzado en conocer el origen de este mal y en su curación. Durante años la enfermedad ha convivido recluida en la habitación de una casa, en manicomios y en geriátricos con el único fin de pasar desapercibida y justificada por la avanzada edad de quienes la padecen.

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El mal de Alzheimer es la causa más frecuente de demencia en los ancianos. Se trata de un trastorno degenerativo que produce la pérdida gradual de neuronas cerebrales. Las asociaciones de familiares y las propias administraciones han realizado un gran esfuerzo en los últimos años para sacar esta patología del anonimato y dar respuesta a usuarios y cuidadores, porque ésta no es una enfermedad de uno solo. Hoy se celebra el Día Internacional del Alzheimer, sobre la que aún queda por delante un gran esfuerzo.

Se calcula que en Cádiz hay más de 9.000 personas diagnosticadas, la mayoría ancianos que desde la entrada en vigor de la Ley de Dependencia tienen reconocido el derecho a la atención y sus familiares cuidadores a una prestación. Pero las ayudas van despacio y la dotación de recursos es escasa y no cubre las necesidades básicas de estos pacientes. La provincia dispone de algo más de 1.100 plazas en residencias de ancianos, de las que 185 se encuentran en centros específicos. Las unidades de estancia diurna también son pocas, actualmente hay unas 17 en funcionamiento, asociadas a colectivos de familiares y hay en marcha cinco proyectos más de ampliación y nueva creación en Chiclana, Cádiz, Jerez, Algeciras y Prado del Rey.

Los familiares son los principales afectados, que tienen que soportar una lista de espera de meses para disponer de plazas en los distintos centros. Los recursos son aún limitados, pero el avance ha sido grande en los últimos años. La propia delegada de Igualdad, Manuela Guntiñas, reconoce que «no tenemos toda la dotación que desearíamos, pero hemos empezado a trabajar ahora, cinco años atrás no había nada y en Andalucía hemos sido pioneros en la atención a los enfermos de Alzheimer».

La principal carencia son las residencias específicas. En la provincia sólo existen cuatro concertadas, todas en la Bahía, con 80 plazas en San Fernando, 45 en El Puerto y 60 repartidas entre Chiclana y Puerto Real a partes iguales. Las tres últimas pertenecen a la asociación Afanas, que dispone también de unidades de estancia diurna.

II Plan de Alzheimer

La delegada considera «muy positiva» la organización de las asociaciones de familiares, que han sido las verdaderas precursoras de los centros y unidades de terapia. Desde la federación andaluza, que lidera la gaditana Josefa Castañeda, se han firmado convenios y colaborado en planes. En la provincia se han constituido casi una veintena de colectivos que reivindican una mayor implicación de las administraciones. «Es lícito que los familiares pidan más recursos y estamos trabajando para que así sea», garantizó la responsable provincial. Precisamente, el II Plan de Alzheimer de la Junta ya ha echado a andar, con casi dos años de retraso. La Administración ha incluido nuevas tecnologías en esta estrategia para llevar a todos los domicilios ejercicios de estimulación cognitiva. El programa piloto ya se ha puesto en marcha en la residencia Afa Vitae de San Fernando, que dirige Josefa Castañeda, y está previsto que en unos meses se extienda a todos los enfermos. «Con este programa podemos llegar a los municipios más pequeños donde sólo hay uno o dos pacientes y no se puede instalar una unidad de estancia diurna», resaltó Guntiñas.

Por lo pronto, los centros tiran con los programas tradicionales. Algunos informáticos de simulación en la primera fase de la enfermedad, con los que se pretende dilatar el deterioro de las capacidades cognitivas, y otros de psicomotricidad y relajación. Ésta es parte de la oferta del centro de Alzheimer de Cádiz, que dirige la asociación Alzhe. Tanto su directora, Pilar Conesa, como la psicóloga María Teresa Barreiro insisten en que la atención se ofrece al enfermo y al familiar. «Cuando llegan aquí sienten que no hay salidas porque el paciente ya se encuentra en una fase avanzada», explican. En ese momento se trabaja con los dos, se evalúa al enfermo y se orienta sobre los recursos más adecuados.

Alzhe dispone de 30 plazas en la unidad de estancia diurna de la capital y en un par de semanas las doblará con el nuevo centro de la calle Conil junto al estadio, donde han habilitado la unidad.

emartos@lavozdigital.es