NUEVA ETAPA. Un israelí lee en un periódico la noticia de la victoria de Tzipi Livni sobre Shaul Mofaz en la votación para dirigir Kadima. / AP
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Livni pide unión para dirigir Israel Una senda abierta por Golda Meir hace 40 años

La nueva líder de Kadima, elegida al final por sólo 431 votos de diferencia, inicia los primeros contactos para formar Gobierno

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El rumor falsario de unos sondeos a pie de urna, que durante la noche del miércoles dio la vuelta al mundo desde Israel proclamando la holgada victoria de Tzipi Livni, a punto estuvo de convertirse en una burla macabra cuando el escrutinio avanzó y reveló, ya avanzada la madrugada de ayer, que la favorita ganaba las primarias del Kadima por tan sólo 431 votos.

En total, la todavía ministra de Exteriores obtuvo 16.936, que la convierten automáticamente en jefa del partido en el Gobierno y privilegiada candidata a primera ministra si consigue formar una coalición. La prensa local recordaba ayer que un tal Ninet Tayeb necesitó once veces ese respaldo para ganar este año el concurso Ha nacido una estrella, algo así como el Operación Triunfo hebreo.

El recuento para saber quién sustituiría a Ehud Olmert al frente de Kadima fue de infarto, con acusaciones cruzadas de soborno de votantes, irregularidades en las mesas y el amago de impugnar el proceso lanzado por el perdedor, el ministro de Transportes, Shaul Mofaz, al que costó reconocer su derrota por un margen del 1,1%. Sumó un total 16.505 sufragios.

Horas después admitía el inapelable veredicto de las urnas y anunciaba su retirada de la política por el bien del país. Y de paso para el de Livni, que a las 6.30 de la mañana, a las puertas de su casa en Tel Aviv, dedicaba buena parte de su primera declaración de intenciones a prometer que trabajará por la unión del fracturado partido, una tarea que será más fácil sin el acecho del hombre que a punto ha estado de dejarla fuera de juego.

«Todos los rivales lo han sido de momento, pero juntos tenemos una misión, crear estabilidad», dijo la triunfadora, consciente de que sólo un Kadima ensamblado servirá de algo en caso de elecciones anticipadas. Al final, Livni se hizo con el 43,1% de los votos, por el 42% de su máximo rival. Muy por detrás quedaron el ministro de Vivienda, Meir Shetrit, con el 8,5%, y el responsable de Sanidad, Avi Dichter, que apenas sumó el 6,5% de las papeletas.

Los contactos

Pero ayer, más allá de las palabras y de los resultados, la ganadora no perdió el tiempo e inició los contactos para intentar fraguar su propio Gobierno para lo que organizó un encuentro para anoche con el jefe del partido clave, el Shas, de Eli Yishai. Nada de la cita había trascendido al cierre de esta edición, aunque sí la reiteración de los ultraortodoxos de que sólo pondrán sus doce diputados a disposición de la candidata si firma el abultado cheque que aumentaría a los miembros de esa comunidad los subsidios por cada hijo. «Si Livni aborda el asunto, estaremos en el Gobierno, si no, no lo haremos», advirtió el miércoles el propio Yishai.

La ya líder del Kadima habló también por teléfono con Ehud Barak, el máximo dirigente del Partido Laborista, el principal socio del actual Gobierno, que cuenta con 19 escaños. Desde las filas de la formación de izquierdas, el ministro Shalom Simhon reclamó ayer abiertamente elecciones anticipadas. «Es impensable -declaró- que 15.000 personas decidan un primer ministro. Si queremos una verdadera democracia, debemos ir a las urnas».

Mientras, el jefe de la oposición, Benjamín Netanyahu, se pronunció en el mismo sentido y exigió poner fecha a los comicios «lo antes posible». Desde el bando enemigo las reacciones tampoco se hicieron esperar. La Autoridad Nacional Palestina (ANP), por boca de su asesor para la Presidencia, Sab Erekat, no ocultó su satisfacción por la victoria de Livni. «Está profundamente comprometida con el proceso de paz y esperamos que continúe buscándola con nosotros», señaló, al tiempo que felicitaba a la titular de Exteriores hebrea.

Sin embargo, las facciones radicales que mantienen una guerra abierta con Israel para que se vaya de los territorios ocupados tenían una opinión distinta. Fawzi Barthoum, uno de los portavoces de Hamás, indicó que el triunfo de Livni supone una «nueva etapa de agresiones contra el pueblo palestino». Barthoum predijo que Israel seguirá «aislando a los palestinos». El poder político y judicial en Israel lo acaparan las mujeres y esta supremacía se reforzará si la nueva líder de Kadima, Tzipi Livni, logra formar Gobierno y se convierte en primera ministra, una posibilidad que toca con la mano. Se completaría así el triunvirato femenino al frente del Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Pero aún hay más. El casi seguro ascenso de la ex ministra de Exteriores rompería con casi 40 años de hegemonía masculina en la residencia oficial de Balfour. E inscribiría su nombre como la segunda mujer que dirige el Estado judío desde la legendaria Golda Meir, que gobernó entre 1969 y 1974, y que al igual que Livni ocupó antes la jefatura de la diplomacia hebrea.

El dominio femenino israelí lo completarían Dalia Itzik, de 56 años de edad, también de Kadima y situada al frente del Poder Legislativo, y la jueza Dorit Beinish, de 66, que encabeza el Judicial. Itzik y Beinish llegaron a sus puestos en 2006 con una diferencia de meses, lo que ya apuntaba a la posibilidad de que se diera un triunvirato con rostro de mujer porque, también ese año, Livni fue nombrada segunda del primer ministro.

«No creo que exista otro país en el mundo en el que se dé esta coincidencia», señala Sharon Halevi, jefa del área de Estudios de la Mujer en la Universidad de Haifa, Sharon Halevi, que llega a hablar de la «mano de Dios» para explicar el fenómeno. Sin embargo, destaca que frente a este predominio en lo tres pilares del Estado no puede hablarse «de un cambio para el estatus de la mujer en la sociedad israelí», porque deben sus cargos, en dos de los casos, a factores coyunturales.