RELEVO. Odierno recibe las riendas de Irak ante Petraeus. / EFE
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Washington intentará combatir a los talibanes con la fórmula del general Petraeus El segundo de Petraeus

El secretario de Defensa de EE UU encomienda el mando de las tropas en Irak a Raymond Odierno

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El responsable de la mejora en seguridad vivida en Irak durante 2007 y el presente año se marcha. El general de cuatro estrellas David Petraeus es ascendido a la jefatura del Mando Conjunto Central, pero todo apunta a que realmente se le ha encargado que intente repetir en Afganistán el éxito cosechado en el país pérsico. «Las tendencias no han avanzado de forma correcta y ahora es preciso un esfuerzo enormemente importante», dijo ayer durante la ceremonia de relevo en Bagdad, en la cual, con la presencia del secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, traspasó los poderes al general de cuatro estrellas Raymond Odierno, hasta ahora su número dos.

«Usted ha dado a nuestros enemigos un golpe tremendo, si no mortal», afirmó Gates en el discurso que pronunció en la base militar Camp Victory, ubicada en el complejo presidencial Al-Fao, uno de los palacios de Sadam Hussein. «Desempeñó un papel histórico al convertir una gran estrategia en un gran éxito en circunstancias muy adversas», añadio.

Petraeus, a quien se atribuye el mérito de evitar una guerra civil, personificará el cambio de actuación diseñado por el Pentágono para combatir a los talibanes. El «plan militar integral para la región» se plasmará en un incremento de las tropas destinadas a Afganistán, la fórmula que funcionó en Irak. Antes de febrero habrá 4.500 soldados más, hasta superar un total de 130.000 hombres.

El general precisó de 19 meses para que la situación iraquí viera la luz al final de túnel. No parece que tendrá tanto tiempo para trabajar desde su base de Kabul. En Irak supo negociar con chiíes y suníes, a los que se ganó para las fuerzas de seguridad en su lucha contra Al-Qaida después de comprobar que dejar sin empleo a las antiguas milicias de Sadam fue el peor error del tristemente recordado administrador Paul Bremer. Los soldados se volvieron terroristas para comer.

Salir de las ciudades

Durante el mandato de Petraeus, las fuerzas de combate estadounidenses salieron de las ciudades en trece de las 18 provincias. El Ejército local se hizo cargo de la seguridad de once de ellas. Pero en Afganistán la cosa parece más complicada. Los líderes tribales odian a los talibanes, pero odian más a los invasores, ya sean soviéticos, en la década de los ochenta, o estadounidenses, desde el fatídico 11-S. Por tanto, la búsqueda del equilibrio entre la mentalidad política y la militar es uno de los grandes retos de Petraeus. Supo acercarse y entender a la sociedad iraquí. La afgana es impenetrable, sobre todo si los americanos siguen castigando a la población civil al atacar supuestos objetivos rebeldes.

Afganistán es un país mucho más rural y su zona montañosa, amplia y alambicada. Osama Bin Laden se supone que todavía resiste en ella. Asimismo, las tropas afganas practicamente no existen y han nacido de nuevo cuño sin poder aprovechar las fuerzas del antiguo régimen como ocurrió en Irak con los militares que habían servido al régimen del sátrapa Sadam. El general Raymond Odierno está obligado a mantener la situación que ha heredado de Petraeus, pero con muchos hombres menos, los que se llevará su predecesor a Afganistán.

Experiencia no le falta, ya que ha sido enviado en cuatro ocasiones a Irak desde la invasión en 2003. Su primer destino fue la división desplegada en Tikrit, la que se llevó los honores de la captura de Sadam, aunque fue muy criticada por su hostil comportamiento con la población civil.

Odierno parece que ha aprendido en el tiempo que ha estado a la vera de Petraeus. «Reconozco que mis hombres utilizaron mucha, pero que mucha, mano dura. Pero ahora sé que las tácticas deben cambiar», admitió. El progreso en Irak es frágil. «La cautela debe de estar al orden del día», le recordó ayer Robert Gates a este general de cuatro estrellas formado en West Point. A lo largo de sus 32 años de servicio ha estado destinado en Alemania, Albania y Kuwait.