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El presidente Bush se pierde su último baño de masas

Como si de un golpe de justicia divina se tratase, la primera víctima del huracán Gustav en EE UU fue el presidente George W. Bush, que ayer tuvo que cancelar su aparición en la gran fiesta republicana de St Paul.

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Iba a ser su último gran baño de masas con el partido antes de entregar la llave de la Casa Blanca en enero al próximo presidente, pero tres años después del desastre del Katrina no podía permitirse un nuevo acto de indiferencia hacia el sufrimiento de su pueblo. Entonces Bush ni siquiera interrumpió sus vacaciones para dar seguimiento a la mayor tragedia natural que haya sufrido EE UU en los últimos tiempos.

Tampoco Dick Cheney subirá hoy al escenario del Xcel Center donde Barack Obama cerrase su batalla por las primarias hace tres meses. Si bien la Casa Blanca estudiaba la forma de que el presidente pudiera hablar vía satélite, la única gran ponente que subirá hoy al escenario será Laura Bush.

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Otro participante, el gobernador Arnold Schwarzenegger, cumplía su promesa de no abandonar su estado hasta el desbloqueo de la crisis presupuestaria. Por otro lado, los gobernadores de los estados amenazados por el huracán -Texas, Louisiana, Mississippi y Alabama- han cancelado su presencia.

Despojada de todas sus estrellas, la fiesta republicana se ha quedado sin brillo. Si sus organizadores no se han planteado cancelarla es porque es necesario que John McCain sea coronado en ella para poder poner su nombre en la papeleta del 4 de noviembre. El candidato se ha dirigido a Mississippi para supervisar los operativos de emergencia acompañado de su segunda de abordo Sarah Palin.

Si se confirma el desastre, su discurso de aceptación, previsto para el jueves, podría seguir la fórmula de la conexión por satélite que buscaba ayer la Casa Blanca para Bush. La misma por la que tendrían que votarle los delegados que han cancelado su estancia.