CARGA. Manifestantes y policías se enfrentan en Bangkok. / EFE
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Tailandia se plantea declarar el estado de excepción para frenar las protestas opositoras

La capital de Tailandia vive su momento más convulso en la escalada de violencia que lleva azotando al país durante los últimos días. Después de que el pasado martes se retomasen las protestas callejeras para forzar la caída del Gobierno de Samak Sundaravej, ayer la situación se recrudeció y se extendió a otras ciudades del país. Una crispación que ha llevado al Ejecutivo a plantearse declarar el estado de excepción.

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Desde hace cuatro días, varios miles de seguidores de la Alianza del Pueblo para la Democracia ocupan la sede del Gobierno de Tailandia. Su objetivo es conseguir derrocar a Sundaravej y a su Ejecutivo, al que acusan de corrupto. El ambiente de violencia que inunda el país se intensificaba ayer cuando la Policía, en un aparente intento de recuperar el control del recinto, cargó por sorpresa contra varios activistas. Cerca de un centenar de agentes, provistos de porras y escudos, escalaron las altas verjas del palacio y detuvieron a una veintena de personas.

Según fuentes oficiales, con la operación se pretendía entregar a los cabecillas la orden de desalojo dictada el jueves por un tribunal de Bangkok. «No vamos a emplear la fuerza porque se trata de un asunto sensible», declaró el general Thuangthong.

Ante el cariz de la situación, el primer ministro, Samak Sundaravej, ha advertido de que está considerando seriamente declarar el estado de excepción, lo que permitiría al Gobierno desplegar soldados para dispersar a los activistas, aunque el jefe del Ejército, Anupong Pochinda, dijo que la revuelta «no lo justificaba».

Turistas españoles

Además, las autoridades declararon el cierre de los aeropuertos de Krabi, Had Yai y la isla de Phuket, los principales destinos turísticos, después de que varios grupos de manifestantes bloquearan los accesos a las terminales.

Miles de turistas perdieron sus vuelos, entre ellos una veintena de españoles que tenían previsto el viaje de vuelta. «En el aeropuerto de Phuket sólo hay soldados y policías, así que nadie nos dice nada sobre cuándo se resolverá la situación», denunció Oscar Antelo, residente en La Coruña.