ESPAÑA

Los bomberos se toparon con un «caos»

«Era un amasijo de chatarra y hierros. Un caos». Así definió Benjamín Olivares, jefe del Servicio de Extinción de Incendios de Barajas, el panorama que encontró cuando se incorporó a las tareas de rescate del avión de Spanair. Sin esconder la conmoción después de casi 24 horas de trabajo, trató de explicar la dimensión de la tragedia, la zona del siniestro era lo más parecido a los restos de una «batalla campal».

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Su rostro denotaba cansancio, pero también la perplejidad por todo lo que había visto en su intento de arrebatar vidas a los hierros calcinados.

Olivares indicó que lo «más duro» fue recoger los cuerpos de los fallecidos. Destacó que los pasajeros, heridos o muertos, se encontraban «por todos los sitios», y evitó conversar con ningún superviviente pues su prioridad era ponerlos a salvo y seguir la búsqueda de más personas vivas.

Con el casco en la mano y su uniforme renegrido, definió la situación como «extrema» y «desagradable». Relató que la parte delantera del avión era la que había resultado menos dañada, pero parecía quedarse sin argumentos para explicar cuan dantesca era la situación. «No había nada bien ni nada mal», afirmó.